Nacionales
¿Exploraste ya el delicioso mundo de los frutos comestibles? Un viaje a la naturaleza
Guaviyú o Myrcianthes pungens. Foto: Lidia Pérez de Molas.
En Paraguay, varias plantas silvestres producen frutos comestibles que son consumidos por los humanos. Estas plantas forman parte de los recursos naturales de los que dependen las comunidades rurales para su sustento. Sin embargo, no hablamos mucho de este tema, que es una manifestación clara de cuán importante es la naturaleza en nuestras vidas y cómo esas frutas que hoy consumimos, alguna vez formaron parte de la naturaleza y lo que hoy se nos presenta es el resultado de la intervención humana en el mejoramiento del fruto para su consumo. A veces, este mejoramiento tiene algunas implicancias para la salud, como algunas manipulaciones genéticas para mejorar sabor, aroma, apariencia o muchas veces la presentación de estas frutas con tinturas o conservantes. Sin embargo, hoy quiero hablar sobre la gran variedad de frutos silvestres que tenemos y a los cuales les prestamos muy poca atención. Y la motivación sobre este tema tiene que ver con la experiencia a campo y el servirse de la naturaleza cuando estamos allí en contacto con la biodiversidad, pero que, gracias al excelente registro fotográfico de la querida Lidia Pérez de Molas, hoy podemos compartir.
Cientos de especies de plantas silvestres se utilizan como alimento para las poblaciones humanas, donde las personas aún dependen de los recursos naturales para sobrevivir. Se han llevado a cabo estudios etnobotánicos para identificar estas especies y sus usos populares, motivados por un fuerte interés en las plantas comestibles que están estrechamente relacionadas con las especies cultivadas y que pueden ofrecer una mayor seguridad alimentaria mundial. Además, gran parte de este conocimiento está desapareciendo localmente, lo que hace urgente comprender los factores responsables de esta dinámica. Y aquí tenemos dos elementos en Paraguay, por un lado, el conocimiento de la gente, sean pueblos originarios o comunidades tradicionales, y luego los frutos silvestres que se van perdiendo por la pérdida de los ambientes naturales, y con ellos su biodiversidad.
No hace falta aclarar que las frutas son de gran interés debido a su valor nutritivo, específicamente en relación con lo que ofrecen las grasas, los hidratos de carbono y las proteínas. Adicionalmente, son fuentes de sustancias como las vitaminas y los minerales, y de sustancias vegetales no nutritivas que influyen en la salud. En la gastronomía paraguaya, como en muchas otras, “no solo importa comer y beber, sino también saber con quién lo hacemos, cuándo, dónde, cómo y por qué”. Esto se traduce en una fluida fórmula que presenta varias y ricas posibles variantes: una alimentación étnica-ecológica y tradicional basada en la frugal, interesante diversidad de frutos. En realidad, durante casi 400 años, los guaraníes se alimentaron de frutos, cuidaron y mimaron a varios cientos de plantas del bosque en razón a sus cualidades nutritivas, medicinales o ceremoniales. Se reconocen alrededor de 300 especies de frutos comestibles, por lo que las imágenes que nos comparte Lidia, corresponden a apenas una pequeña muestra de esta diversidad.
El Art. 112 de la Constitución Nacional nos habla de patrimonio cultural, manifestaciones de la cultura del pueblo paraguayo en sus diversas formas y quisiera centrarme en particular en las manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial. El conocimiento tradicional de la alimentación con base en frutos es una base para aprovechar dichos recursos para el suministro de alimentos. Los frutos silvestres no son sólo una opción alimentaria para comunidades rurales-poseedoras de conocimientos sobre frutos-, sino también fuentes de beneficios económicos para las poblaciones en general; de igual forma se presupone un beneficio ambiental por la protección de estos recursos naturales y mayor adaptación para hacer frente a los inminentes cambios climáticos y sus eventos extremos.
Frutos como el araticú guasú, el guabirá, la piña del cerrado, el bacuparí, el guaviyú, el yaracatiá, son algunos ejemplos de la región oriental del Paraguay, que alberga dos ecorregiones con una gran riqueza de frutos comestibles, tanto del Bosque Atlántico como del Cerrado. Todas estas especies se consumen por parte de la población local, inclusive algunos se utilizan para hacer licores luego de un proceso de fermentación. Pero también se consumen por la fauna local, lo que hace que sus semillas tengan mayores posibilidades de dispersarse luego de pasar por el tubo digestivo de estos animales e inclusive ser claves para la restauración de ambientes degradados. Existen varios informes también de que el ganado doméstico gusta de comer muchos de estos frutos, haciendo que los mismos puedan dispersarse en diversos ambientes.
Conservar las frutas silvestres es fundamental para preservar la biodiversidad y los ecosistemas, además de nuestra identidad. Estas frutas no solo son una fuente de alimentos saludables, sino que también ayudan a mantener el equilibrio de la naturaleza y nuestra cultura y raíces. Protegerlas es esencial para las generaciones futuras y para el bienestar de todo el planeta, pero más aún para nosotros y nuestro sentido de pertenencia a esta tierra. Seguimos el próximo domingo con más frutas comestibles de nuestra naturaleza. Y gracias, Lidia, por compartir tu banco de imágenes y todo tu conocimiento.
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Leo
8 de diciembre de 2024 at 12:39
Excelente artículo del Dr Yanoski sobre las frutas típicas de regiones de nuestra América y que en la gran mayoría desconocía y me gustaría algún día poder degustar el sabor en su ambiente natural sin ninguna transformación genética. En su verdadero sabor, como la madre naturaleza nos lo regalo y debemos agradecer.