Nacionales
Las lianas o ysypo, sin principio ni fin

Ysypo Itacurubi. Foto: Alberto Yanosky.
Hay un grupo de plantas que se conocen con el nombre de liana, cipó o trepadora; esta última refiere a la característica típica de las lianas, que es trepar, y cipó tiene su origen en el guaraní, derivado de ysypo, nombre con el que se refiere a este tipo de plantas que germinan en el suelo o en un sustrato y buscan la luz, irguiéndose en forma herbácea o leñosa, por lo general en forma recta, y ayudándose con alguna otra estructura, por lo general otra planta. Estas plantas tienen unas destacadas adaptaciones para lograr crecer, por ejemplo, tienen pequeñas raicillas que, como tipo de grampas, permite que el tallo se apoye y se fije para poder crecer, también pueden tener zarcillos, espinas o ramas que se apoyan en otras superficies y les permite crecer. Lo cierto es una vez que encontramos un cipó, podemos quizás ver dónde nace (luego de mucho recorrer), pero difícilmente dónde termina. En el bosque es bastante común encontrar el tallo, sin hojas, como si estuvieran secas.

Foto tomada en CEFOTESFOR, Alto Paraná. Foto: Lidia Pérez de Molas
Si bien asociamos a las lianas con algún hombre viviendo en las junglas africanas y utilizándolas para moverse entre las copas de los árboles, el solo hecho de conocerlas en nuestros ambientes, fácilmente se puede ver que difícilmente las podríamos utilizar para balancearnos desde las copas de los árboles. Sin embargo, sí son más útiles para trepar y subir hacia las copas, como lo hacen ciertos primates en África. Las lianas que tenemos aquí buscan la luz, crecen hacia arriba y compiten con los árboles y arbustos, sobre los cuales se apoyan y toman ventaja de ellos para poder acceder a la fuente de energía del sol, sin perder su conexión con el suelo del bosque. Muchas de estas lianas o ysypo nos han dado excelentes recursos genéticos, como la vid que nos dan las uvas, el mburucuja, el kiwi y hasta algunas ornamentales como el filodrendo o costilla de adán, la hiedra, y hasta las rosas.

Ysypo Itacurubi. Foto: Alberto Yanosky
La existencia de las lianas se da en diferentes grupos de plantas y no parece ser una característica propia de un grupo, hay lianas que son helechos, hay lianas que son parientes de los pinos o de las plantas con flores. La posibilidad de utilizar el ambiente desde el aire y aprovechando otras estructuras, parece ser un nicho, entonces, que varios grupos de plantas han evolucionado para explotarlo. En esa intrincada red de relaciones de la naturaleza parece que los árboles que sustentan a lianas tienen menor capacidad de crecimiento, pero a su vez las lianas son vías de acceso para varias especies de la vida silvestre, desde hormigas y otros invertebrados, hasta lagartijas y mamíferos, que permite a estas especies llegar y utilizar las partes más altas del bosque o de la selva.
Para poder identificar a las lianas se requieren flores, frutos y hasta hojas, muchas veces difíciles de encontrar. Cuando son pequeñas y están creciendo, no tienen estas estructuras y cuando crecen, esas estructuras están en lo alto, lo que dificulta encontrarlas. Muchas veces encontramos los frutos ya secos en el suelo, y lo primero que ocurre cuando tienes un botánico cerca, es ver cómo inmediatamente gira su vista hacia arriba casi en posición vertical, buscando esa trepadora en lo alto de las copas de los árboles.

Liana. Mbaracayú. Foto: Lourdes González.
Algunas trepadoras también tienen propiedades medicinales para muchos pueblos originarios, quizás el más conocido en los ámbitos urbanos es el ysypo milhombres, utilizado como diurético. Debemos reconocer la importancia de las lianas o ysypo, imaginen que el lúpulo es un tipo de vid, un tipo de ysypo, así que no solo los amantes del vino deben agradecer la existencia de las lianas, sino también los amantes de la cerveza. Se han encontrado tallos de hasta 60 cm de diámetro y más de 100 metros de longitud. Las lianas cumplen un rol importante en el bosque, existe una gran diversidad de lianas en nuestros bosques, con diferentes formas en sus troncos (desde planos hasta redondos, rectos y enroscados), la mayor parte pasa desapercibida, no son parásitas, pero sí muchas de ellas pueden causar problemas a un árbol en el que se apoyan, y sirven para la artesanía, la alimentación y la medicina del bosque.
Se agradece el apoyo e inspiración de Lidia Pérez de Molas.
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