Francisco “Chacho” Scappini. In memorian

Nos conocimos ya durante la época del básquetbol y hoy, que lastimosamente me toca despedirlo, quiero contar quién fue Francisco “Chacho” Scappini para el Olimpia.

Cuando yo me inicié como presidente del club, la mayoría de los simpatizantes solo aspiraban al título de campeón de la liga del torneo local del año. Yo tenía otras aspiraciones, y empecé a trazar un objetivo: ser campeón de América. Cuando Chacho asumió la vicepresidencia del club, inmediatamente adoptó mis ideales.

La mayoría seguía pensando que estaba loco. Trabajó, colaboró y, además, consiguió varios benefactores, aparte de los mecenas que ya colaboraban con nosotros. Nos convertimos en un pequeño grupo soñador a cuyos integrantes se nos considerada como a quienes habían perdido la cordura.

Internacionalmente, Olimpia no era conocido. Costaba que se nos invite. Como parte del programa, Cubilla quería que el equipo se midiera con otros grandes. Trajimos a varios rivales importantes, como el Real Madrid; pero ni así respondió el público.

No había plata que alcanzara. Hicimos de todo, hasta rifamos pelucas y otras cosas. ¿Te acordás, Chacho, cuántas veces tocamos fondo y nos encharcamos? De ahí comenzó a germinar en mi mente la frase: “La gloria no tiene precio”, y no claudicamos.

Con “Ñeco”, “Chuco” y otros pocos, como Myriam, Peggy y nuestros hijos, haciéndonos el aguante, los loquitos enseñamos que se puede soñar en grande y triunfar si se trabaja duro.

Esta historia pocos la saben, pero considero justo contarla y tiene más valor que una corona de flores en el cementerio.

Adiós, compañero, por ahora. Ya nos encontraremos en la morada que el Señor nos tiene preparada.

Con todo mi afecto,

ODD.