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Conflicto entre Rusia y Ucrania

8 de marzo: las mujeres y la guerra

© The Conversation

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Las mujeres atrapadas en medio del conflicto Rusia-Ucrania son especialmente recordadas hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. The Conversation dedicó un artículo especial al tema, en el cual destaca la vulnerabilidad extrema de cientos de miles de mujeres que hoy ven sus hogares destrozados y sus prácticas habituales en el mundo del trabajo y del conocimiento como algo que no saben cuándo podrán retomar, sobreviviendo como están en calidad de refugiadas. Aquí algunos de sus párrafos salientes:

Un superficial vistazo a la extensa literatura sobre las últimas guerras avala la tesis de la específica posición de la mujer en los escenarios bélicos, su cosificación, su salvaje instrumentalización y su sistemática desconsideración omisiva en los tribunales y en los análisis postconflicto.

Las mujeres que hoy están envueltas en la invasión rusa de Ucrania eran, hace apenas unos días, periodistas, profesoras, cantantes, funcionarias, ministras, bailarinas, amas de casa, youtubers, más o menos creyentes. Eran lectoras, feministas, cinéfilas, veganas; cosmopolitas unas, hippies otras, rurales, urbanitas o punkis, pobres o adineradas, con orientaciones sexuales diferentes. Muchas eran estudiantes de las que hacen preguntas o atienden en silencio, más o menos ingenuas, políticamente conservadoras o progresistas.

Eran mujeres con una identidad determinada y plena, compuesta de muchos elementos vitales, proyectos y sueños cumplidos o en ejecución que han quedado temporalmente suspendidos y quién sabe si total e irremediablemente perdidos. Cada identidad individual nos aleja del relato colectivo, pero la guerra concede el alarde de simplificación que permite distinguir entre las mujeres que se marchan de Ucrania y las mujeres que se quedan.

Mientras lo logrado se tiene que abandonar, lo nuevo se abre paso: el miedo, el trauma, la pérdida, en algunos casos será el horror en forma de violaciones continuadas, prostitución forzada o abusos de toda clase. El tiempo que va pasando aleja la posibilidad de que vuelvan a ser lo que fueron.

Las mujeres que se marchan para salvar a sus hijos pronto se darán cuenta de qué supone ser una refugiada en Europa. En muchos casos, la guerra matará a otros: sus hijos, sus maridos, sus padres y madres. Las que se quedan, ya privadas de sus trabajos, sus casas, sus amigos y familias, ven acercarse la tortura y la muerte.

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