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Crisis política en Francia: la oposición amenaza con hacer caer al gobierno de Emmanuel Macron
Presidente francés Emmanuel Macron. Foto: DW.
En una ceremonia de Condecoraciones en el Elíseo, el presidente francés Emmanuel Macron les habría dicho a sus más íntimos esta semana: “El gobierno va a caer”. Un voto de censura terminaría con Michel Barnier, el primer ministro, que tantos meses le costó conseguir. Aunque el Palacio del Eliseo desmintió el título del diario Le Parisiene, el daño estaba hecho.
El voto de censura al gobierno volvió al primer plano, con la ultraderecha de Marine Le Pen de Reagrupación Nacional y la izquierdista Francia Insumisa blandiendo la amenaza frente al presupuesto y la advertencia de Barnier de usar el 49,3. Un recurso constitucional, que le permite pasarlo sin votación de la Asamblea Nacional. El gobierno puede caer en cualquier momento. Hasta podría implicar la renuncia de Emmanuel Macron y elecciones presidenciales anticipadas.
Si el voto de censura existe y el gobierno cae, Macron podría reconfirmar a Barnier nuevamente como premier. O crear un gobierno técnico de tecnócratas y diplomáticos para administrar. O renunciar como presidente y convocar a elecciones presidenciales anticipadas. Todo está volátil en Francia en estos días.
El Parlamento lleva más de un mes luchando para intentar redactar el proyecto de ley de finanzas. Y aunque esto último podría no ser votado, Michel Barnier decidió apelar a lo que mejor sabe hacer: ser diplomático y persuasivo. Se invitó el martes a la noche a la comida de los franceses por televisión para persuadirlos de que el presupuesto puede salvar a Francia.
“El momento es muy grave. Lo que está en juego es la votación del presupuesto de la nación y que condiciona la vida de los municipios, del Estado, de los hospitales y de tantas personas”, advirtió el primer ministro solemnemente.
“Sin presupuesto, habrá tormentas y turbulencias bastante graves en los mercados financieros”, advirtió el primer ministro Barnier, en el estudio del informativo de televisión TF 1. Recordó que Francia tiene una “increíble deuda de 3.228 millones de euros. Un déficit récord”. Y una tasa de endeudamiento que se acerca a la de Grecia.
El día después de que Michel Barnier hablara sobre TF1, las tasas de endeudamiento a 10 años de Francia excedieron temporalmente las de Grecia, el país más endeudado de la Unión Europea.
Una posible censura por parte del gobierno sobre la votación del Presupuesto llevaría a Francia a una espiral muy peligrosa a nivel financiero.
La decisión de intervención del primer ministro en horario de máxima audiencia se tomó el martes por la mañana. Habían pasado algunos días desde que un puñado de asesores de Michel Barnier le recomendaron aparecer “por encima” del actual debate político.
Para Barnier, ex negociador del Brexit, se trataba también de responder a la creciente amenaza de ver caer su gobierno en los próximos días.
“La música de la censura se ha vuelto demasiado ruidosa. Tenía que hablar”, dijo un asesor del gobierno. La Reagrupación Nacional lepenista deja entrever cada vez más la posibilidad de derrocar al gobierno de Barnier y asegura que no votar el presupuesto no conduciría a una catástrofe.
El primer ministro intentó hacer sonar lo contrario: en caso de falta de presupuesto, se podrían adoptar “medidas de emergencia”. Pero nada que impida “la crisis” o que permita acelerar las ayudas destinadas a los agricultores.
Al mismo tiempo que señala una vez más “la improbable, pero posible alianza de las voces del señor Mélenchon y de la señora Le Pen, a la que se unirían las del Partido Socialista y los Verdes”, necesarias para derribarlo. Una forma de intentar responsabilizarse mutuamente de un equipo denunciado como antinatural.
El precio de la electricidad es una de las “líneas rojas” de Le Pen. El primer ministro recordó que su precio iba a bajar un 9% para la mayoría de sus conciudadanos y que quería “ver si podemos hacer más para preservar el poder adquisitivo de los franceses”.
Michel Barnier también prometió otros ahorros: por ejemplo, “menos 4 mil millones de euros” en el funcionamiento de los ministerios, 2 mil millones de euros en ahorros en las “agencias estatales” o incluso, la posible fiscalidad de las transferencias de acciones, otra medida solicitada por Marine Le Pen. Michel Barnier también prometió pedir “esfuerzos a los exministros”, en relación con los medios puestos a su disposición.
Entre las 9 las 10 de la mañana del miércoles, el bono “a 10 años francés” subió hasta el 3,045%, mientras que al mismo tiempo el “a 10 años griego” no superó el 3,04%. Desde entonces, el rendimiento del bono francés ha caído por debajo del bono griego. Pero incluso este exceso temporal refleja una preocupación rara vez vista en los mercados por la situación francesa.
La prima de riesgo del bono francés es más o menos para los inversores, igual a la de Grecia, el país que tiene la relación deuda/PIB más alta de Europa (160% del PBI).
Peor aún. El bono a “diez años francés” es ahora más alto que la tasa de casi todos los países que los anglosajones apodaron peyorativamente PIIGS, a principios de la década de 2010. A saber, Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España.
Las causas del colapso francés son conocidas. Más que los déficits públicos o la relación deuda/PBI, lo que los inversores juzgan con dureza es la inestabilidad política.
“La situación política francesa plantea un problema” y “con la presión que el RN ejerce sobre el gobierno”, una “moción de censura parece ser un resultado cada vez más probable para los mercados”, explicó Aurélien Buffaut, gestor de bonos de Delubac AM.
Con una incógnita que les preocupa especialmente: el costo de los compromisos que el primer ministro tendrá que hacer para evitar la censura y que corren el riesgo de hacer que Francia se desvíe de su trayectoria deficitaria.
Si el gobierno cae a finales de diciembre, “la inestabilidad política y fiscal se agravará, en un momento en el que habrá poca liquidez en los mercados, lo que podría dar lugar a movimientos exacerbados”, explicó el estratega.
Para Jean-François Cope, el alcalde de Meaux y exministro conservador, el premier no encaja en la postura tradicional “de un simple fusible, dispuesto a absorber las crisis para proteger al presidente”.
Primero Barnier debe, en un contexto parlamentario objetivamente ingobernable, preservar la credibilidad de Francia. Con un déficit público previsto de más del 6% del PBI en 2024, controlar el gasto público se ha convertido en una necesidad. El jefe de gobierno tiene la pesada responsabilidad.
“Esta es la expresión de la preocupación por la capacidad de Francia de realizar los ahorros necesarios para reducir su déficit presupuestario”, analizó Florence Pisani, directora de investigaciones económicas de Candriam. “París no puede permitirse el lujo de una nueva crisis política, que pospondría aún más los esfuerzos necesarios para reducir el déficit”, alertó.
Christopher Dembik, asesor de estrategia de inversión de Pictet AM, teme que se produzca un círculo vicioso: «Los inversores han comprendido que la trayectoria presupuestaria francesa tiene un problema que no es sostenible», explicó. “Y será aún menor en el futuro, con un aumento de los impuestos, que no es bueno para el ya débil crecimiento, y una falta de reducción del gasto”.
¿Es tan grave la situación? “Sí”, dijo Marc Touati. “Eso es todo. La crisis de desconfianza hacia Francia ya está aquí. Los inversores hoy tienen más confianza en Grecia o Portugal que en Francia. Y lo peor es que por el momento, dada nuestra situación económica y política, no veo salida”.
Fuente: Clarín.
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