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Así se defiende Alemania de los ciberataques

Hackear en nombre del Estado: el Centro de Operaciones Cibernéticas de la Bundeswehr. Foto: DW

Hackear en nombre del Estado: el Centro de Operaciones Cibernéticas de la Bundeswehr. Foto: DW

El ciberespacio es el campo de batalla de guerras modernas, como la que tiene lugar en Ucrania. Por eso, la Bundeswehr, las Fuerzas Armadas alemanas, tienen sus propios ciberguerreros.

Desde el exterior, los dos edificios del Centro de Operaciones Cibernéticas de la Bundeswehr (ZCO), en Rheinbach, no lejos de Bonn, parecen tan inofensivos como cualquier otro edificio de apartamentos. Pero, en las pantallas de los ordenadores del ZCO, se ensaya el combate en el ciberespacio. Los soldados practican la infiltración en redes informáticas extranjeras, la obtención de información y la manipulación de datos en beneficio propio o, incluso, el cierre de redes informáticas enteras. Hacen lo que suele llamarse “hacking”, que es altamente delictivo y está castigado por la ley. Y lo hacen en nombre del Estado.

La ministra de Defensa alemana, Christine Lambrecht los visita y los llama “buenos hackers”. Se refiere con esto a dos cosas: en primer lugar, que están en el bando correcto y, en segundo lugar, que están “excelentemente formados, muy motivados y son muy creativos”.

Solo tres mujeres

En Rheinbach, unos 200 especialistas buscan vulnerabilidades en los sistemas del enemigo o intentan atacar la infraestructura informática de la propia Bundeswehr, con el fin de encontrar huecos en sus propias defensas. Y como para confirmar el cliché del empollón informático: solo hay tres mujeres entre los ciberguerreros.

El ZCO forma parte del Mando del Espacio Cibernético y de la Información, que se creó recientemente, en 2017, y cuenta con unas dos docenas de sedes en toda Alemania, con un grupo de sedes en torno a Bonn. Aquí es donde se opera la tecnología de la información de la Bundeswehr y donde se deben proteger estos sistemas. En Bonn, la proximidad a la Oficina Federal de Seguridad de la Información y al Centro de Ciberdefensa operado por el Grupo Telekom es valiosa.

Ciberataques: poco riesgo, mucho daño

El tema de la ciberseguridad ya ocupaba un lugar destacado en la agenda de los políticos alemanes antes del ataque de Rusia a Ucrania. Al fin y al cabo, la creciente interconexión entre el mundo analógico y el digital permite a los atacantes del ciberespacio causar daños masivos con relativamente poco esfuerzo, por ejemplo, al suministro de electricidad o agua, a la seguridad aérea o incluso al control del tráfico.

La guerra en Ucrania ha avivado aún más la cuestión, y ha aumentado la preocupación por el peligro de los ciberataques rusos en particular. En total, Alemania destinará unos 20.000 millones de euros a la defensa contra ciberataques en los próximos años.

Licencia para “hackear”

Al menos los hackers en uniforme no necesitan hardware caro. “No necesitamos 60 toneladas de acero como para un carro de combate”, dice un miembro del ZCO que desea permanecer en el anonimato. Por el contrario, uno de los peligros de la sociedad de la información digitalizada es que los ciberdelincuentes pueden cerrar hospitales o administraciones de distrito con poco más que un ordenador portátil, para pedir un rescate por sus datos.

Los especialistas informáticos son caros y difíciles de conseguir. Durante su visita, la ministra Lambrecht promocionó a la Bundeswehr como un buen empleador. Con ello se refiere, entre otras cosas, a una buena paga incluso durante la formación, oportunidades de carrera y seguridad social.

Un soldado, en Rheinbach, sin embargo, está motivado por otras razones, concretamente por la oportunidad de vivir aventuras digitales. Cuando se le pregunta por qué sirve en la Bundeswehr, responde: “Aquí se me permite hacer, en nombre del Estado, cosas por las que, de otro modo, tendría que contar con la Policía”.

El espía por excelencia del cine, James Bond, puede tener licencia para matar. Los ciberguerreros de Rheinbach tienen licencia para “hackear”. Sin embargo, solo si se les da el permiso explícito. Toda operación que requiera infiltrar redes extranjeras debe ser autorizada por la dirección del ministerio de Defensa, al menos al nivel de los secretarios de Estado. Pero nadie en Rheinbach quiere revelar la frecuencia con la que esto ocurre.

Fuente: DW.

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