Connect with us

Mundo

Brasil: preocupa la militarización del poder civil

El presidente brasileño Jair Bolsonaro

El presidente brasileño Jair Bolsonaro

Con Brasil batiendo récords de muertes por coronavirus y su rol en la crisis sanitaria cuestionado, el presidente Jair Bolsonaro procuró tranquilizar a sus seguidores.

“Han creado pánico, ¿no? El problema está ahí, lamentamos. Pero no puedes entrar en pánico”, dijo Bolsonaro al criticar a la prensa frente a un grupo de simpatizantes.

Estos comentarios ocurrieron después de que Brasil registrara el martes su récord diario de muertes por covid-19 y antes de que volviera a batirlo el mismo miércoles, con 1.840 vidas perdidas en 24 horas.

El gigante sudamericano es el segundo país del mundo con el mayor número de fallecidos por la pandemia (259.271 hasta este jueves), sólo superado por Estados Unidos.

Sin embargo, no solo la gestión que Bolsonaro está haciendo de la pandemia causa preocupación en Brasil.

La intervención en Petrobras

En el plano económico, una de las acciones más polémicas de Bolsonaro como presidente ha sido su injerencia en la petrolera estatal Petrobras para sustituir a su presidente por un general retirado del Ejército.

Esto causó pánico en los mercados, donde el valor de las acciones de Petrobras se desplomó 21% el 22 de febrero, una pérdida equivalente a US$18.000 millones en bolsa.

Si bien luego se recuperó parcialmente el precio de las acciones de la empresa, una de las mayores de América Latina, la medida de Bolsonaro fue leída como una señal de un mayor intervencionismo económico en Brasil por motivos políticos.

“La comunidad empresarial, que fue muy importante para la victoria de Bolsonaro, comienza a ser más crítica con él, no tanto por la tragedia de la pandemia sino por estas medidas que tomó sobre la economía, apartándose de una agenda liberal que siempre fue difícil para él y entrando cada vez más en una visión intervencionista”, dice Mauricio Santoro, un politólogo de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.

El cambio en Petrobras también fue visto como un movimiento preelectoral de un presidente que se apresta a buscar un segundo mandato el año próximo y enfrenta una prolongada crisis económica.

El PIB de Brasil tuvo una caída histórica de 4,1% en 2020 y los economistas consideran comprometida la recuperación este año, por el agravamiento de la pandemia.

Al presidente le inquietaba en particular un alza reciente en los precios de los combustibles que, a su vez, molestaba al gremio de camioneros que en 2018 paralizó la economía brasileña con una huelga.

Bolsonaro anunció por Facebook la salida del presidente de Petrobras, Roberto Castello Branco, y su sustitución por el general Joaquim Silva e Luna.

Aunque el cambio se concretará el 20 de marzo, el presidente suspendió de inmediato impuestos al diesel y al gas de cocina.

El ministro de Economía, Paulo Guedes, reconoció que la sustitución en la petrolera tuvo un “efecto malo” desde el punto de vista económico.

La militarización del poder civil

El cambio en la presidencia de Petrobras también causó consternación por ser otra señal de la militarización del poder civil de Brasil bajo el mandato de Bolsonaro.

El presidente, que es un excapitán del Ejército, ha designado miembros activos o retirados de las Fuerzas Armadas en puestos claves del gobierno, desde el jefe de gabinete hasta el ministerio de Salud en plena pandemia.

Nueve de los 21 ministerios brasileños están comandados por militares, que aumentaron 33% su presencia en el gobierno hasta julio y ocupaban unos 2.500 cargos, según informó del diario Folha de S. Paulo.

Esto es visto por algunos como un riesgo para la democracia brasileña.

Edson Fachin, ministro del Supremo Tribunal Federal, la máxima corte de justicia en Brasil, sostuvo el mes pasado en el mismo periódico que “la remilitarización del gobierno civil” es “un síntoma preocupante”.

Tras señalar que desde 1988 las Fuerzas Armadas brasileñas actuaron dentro de los límites de sus atribuciones y se subordinaron al poder civil sin inmiscuirse en tareas de gobierno, Fachin alertó que “cruzar esa línea puede ser sí una amenaza a la democracia”.

Bolsonaro ha expresado en diferentes ocasiones nostalgia por el gobierno militar que Brasil tuvo de 1964 a 1985.

“Algunos creen que puedo hacer todo. Si todo dependiera de mí, no sería este el régimen en que estaríamos viviendo. Y a pesar de todo, represento la democracia en Brasil”, dijo el mandatario durante un acto militar a fines de febrero.

“Junto con nuestras Fuerzas Armadas y demás instituciones de gobierno, todo haremos para cumplir nuestra Constitución, para hacer que nuestra democracia funcione y nuestra libertad esté encima de todo”, agregó.

Santoro evalúa que “los militares tienen una lealtad política muy fuerte con Bolsonaro y cuando Bolsonaro no consigue un especialista civil para hacer lo que quiere, sabe que va a tener un general para cumplir esa tarea”.

“A los presidentes que tienen este tipo de perfil les gusta estas situaciones de crisis extrema”, señala. “Les gusta ese ambiente político de todo o nada, de las grandes apuestas”.

Críticas a las mascarillas y el confinamiento

Y si estos cambios en las altas esferas políticas causan inquietud en algunos sectores de Brasil, el manejo que está haciendo el gobierno de la pandemia de coronavirus no se queda atrás.

En una charla con sus seguidores el miércoles, Bolsonaro criticó las restricciones ordenadas en diferentes estados del país frente al aumento de las infecciones de covid-19.

“¿La gente va a morir de hambre, de depresión?”, preguntó.

Doria es uno de los 19 gobernadores estatales brasileños que esta semana firmaron una carta para expresar su “preocupación” ante críticas que Bolsonaro les hizo por sus respuestas a la crisis sanitaria.

“En medio de una pandemia de una proporción quizás sin precedentes en la historia, agravada por una contundente crisis económica y social, el gobierno federal parece priorizar la creación de enfrentamientos”, sostuvieron los gobernadores.

A su vez, los secretarios estatales de Salud emitieron otra carta afirmando que “la ausencia de una conducción nacional unificada y coherente ha dificultado la adopción” de medidas contra la covid-19.

Con menos de 4% de la población brasileña vacunada contra el virus, los secretarios también señalaron “la lentitud en la oferta de vacunas” como un obstáculo para revertir la situación.

Click para comentar

Dejá tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Los más leídos

error: Content is protected !!