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Crece fundamentalismo en AL y arriesga democracias

Los evangélicos crecre sin parar en Brasil. Foto: Getty

Los evangélicos crecre sin parar en Brasil. Foto: Getty

El avance de los fundamentalismos religiosos en América Latina amenaza las democracias en la región. Su discurso “puede ser destructivo para la convivencia democrática”, afirma el investigador Ariel Goldstein.

Se consideran a sí mismos “salvadores de la Humanidad”. Creen que gobernar es un mandato divino, y hacen todo lo que está a su alcance para lograrlo. Defienden una sociedad patriarcal, valores ultraconservadores y están en contra de la educación sexual.

Los fundamentalismos religiosos, en sus versiones cristianas -evangélicas y también católicas-, se expanden por el continente americano. Y su ascenso supone un reto para las democracias de la región.

“No es casualidad que la mayoría de los líderes de tendencia autoritaria que existen en el continente, tengan detrás de sí el apoyo muy fuerte de los pastores evangélicos”, sostiene Ariel Goldstein, doctor en ciencias sociales y autor del libro “Poder evangélico: cómo los grupos religiosos están copando la política en América” en diálogo con DW.

“Detrás de Nicolás Maduro en Venezuela están los pastores, también detrás de Daniel Ortega en Nicaragua, de Jair Bolsonaro en Brasil, de Jeanine Áñez en Bolivia, de Alberto Fujimori en Perú en su momento, de Donald Trump en Estados Unidos”, enumera Goldstein.

Efectivamente, los movimientos pentecostales y neopentecostales impregnan el actual escenario político del continente. Y no parecen prontos a la retirada.

Voluntad de poder

“A principios del siglo XX muchas iglesias evangélicas veían a la política como algo terrenal y mundano, y creían que no era propio de ellos involucrarse en política”, sostiene el autor argentino.

“Pero eso cambio muchísimo en los últimos años, a punto de que ya se pasa a una concepción casi opuesta, que es “vamos a influenciar la política, vamos a elegir nuestros propios presidentes y ministros”, continúa Goldstein.
“De hecho, hay varias organizaciones de iglesias a lo largo de Latinoamérica que se llaman “Nacidos para gobernar”, ejemplifica.

En el mismo sentido apunta el análisis de la periodista e investigadora de openDemocracy Diana Cariboni: “No se trata solo de que estos grupos sean conservadores, ni de que sean religiosos cristianos, católicos o evangélicos, sino de que además tienen una voluntad de incidir en una realidad política, que para ellos es equivocada y lleva al mundo a una catástrof

Riesgos para la democracia

Así las cosas: “Uno de los problemas que se presenta para la democracia es la intención de estos grupos de imponer los valores religiosos y morales a un Estado, que debe regir para todos los ciudadanos, y que debe administrar y hacer gozar los derechos que están consagrados en las leyes y en la Constitución, también para todos los ciudadanos”, indica la periodista en entrevista con DW desde Montevideo.

E incluso hay otros peligros: “Hay un riesgo respecto a la laicidad del Estado porque estas iglesias buscan obtener recursos estatales y beneficiar sus cultos desde el Estado”, sostiene el experto argentino.

“Además, suelen desarrollar un discurso binario autoritario: del dios y el diablo, amigo-enemigo, y esto puede ser destructivo para la convivencia democrática”, agrega Goldstein.

Fuente: DW

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