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Lifestyle

Las mujeres son más sexuales que los hombres

Imagen de referencia. Foto: Big Bang. News.

Imagen de referencia. Foto: Big Bang. News.

POR Sandra Lustgarten
Psicóloga y sexóloga.

En los últimos tiempos, rescatando anécdotas sexuales femeninas, observé una gran ventaja erótica de las mujeres sobre los hombres. Claramente, esto tiene una explicación científica acorde con la estimulación de la hipófisis, que es una pequeña glándula que, al ser incentivada, provoca un aumento del deseo sexual. La mujer se vuelve muy activa sexualmente cuando siente una gran satisfacción, lo que incrementa sus ganas de tener una mayor frecuencia, mejorando desde lo interno el equilibrio de sus hormonas, las cuales facilitan un mejor funcionamiento sexual, una mejor lubricación y menos dolor.

Los hombres quisieran tener una glándula que estimule el deseo sexual; sin embargo, desconocen las ventajas de la testosterona como hormona que cumple esa función. Algunos hombres que descubren su déficit logran solicitar un análisis de laboratorio a su médico de cabecera y descubren, felizmente, que el problema no consistía en la pérdida de necesidad de sexo, la edad, la insatisfacción o el miedo a fracasar. El problema de la apatía, en estas circunstancias, se debía al déficit de esa hormona fundamental para el equilibrio del deseo. Existen hombres que pierden el deseo por otras cuestiones no relacionadas con el déficit hormonal, sino por el modelo de vida íntima que deben seguir, lo que genera falta de estimulación e insatisfacción.

Las mujeres que tienen amantes mejoran en la cama

Las mujeres infieles reconocen mejoras en la frecuencia sexual, resaltando que la vida íntima de una pareja ayuda a fortalecer su vínculo de manera favorable. No se trata de una invitación a la infidelidad, sino de alimentar la confianza en que una buena sexualidad fortalece los lazos afectivos.

El aporte de la fantasía

La fantasía es un complemento indispensable, tanto como la frutilla al postre o la pasión al encuentro. El espíritu innovador ayuda a los partners a recuperar la satisfacción orgásmica perdida en ambos sexos, explorando así nuevas aventuras que renuevan la relación y evitan la rutina generada por la ausencia de propuestas.

El varón se inhibe frente a una mujer activa sexualmente

El varón suele sentir temor de quedar mal parado. No es solo una cuestión cultural o de presión social, sino también de exigencia y competitividad. Existen modelos ideales que se espera cumplir, y cuando un hombre no puede ajustarse a ellos, prefiere tomar distancia, aislarse y dejar el sexo en un segundo plano. Las mujeres muy exuberantes o aquellas que lo desafían suelen ser percibidas como una amenaza.

El varón con miedo escapa o enfrenta la situación disminuyendo su rendimiento. Esta regla se cumple en quienes intentan controlar la ansiedad mediante el autocontrol extremo: el miedo los paraliza, les impide actuar, se interpone y los vence.

La mujer que disfruta del sexo con su pareja no es infiel

Las generalidades no son buenas, no las tomo al pie de la letra, pero suceden. Cuando una mujer concentra su libido en un hombre, rara vez es infiel, salvo que utilice ciertas fantasías sexuales para mejorar su desempeño con la pareja, empleando ese juego histérico como medio para alcanzar el éxtasis. La mujer es muy imaginativa y logra fabulosos orgasmos a través de la fantasía, la autoexploración y la estimulación, sin que la penetración sea un requisito exclusivo para el clímax.

El hombre que disfruta del sexo con una mujer puede ser, de todas maneras, infiel

Es histórico el mito del hombre carnívoro, aquel que se alimenta de la seducción constante para demostrar su hombría y gozar de su libertad sexual. Este instinto cazador y conquistador lo representa muy bien. Existen creencias típicas sobre cómo se manifiesta el machismo en cada cultura y su correlato con el control y el poder.

Los hombres buscan afuera lo que no tienen adentro

Los hombres intentan experimentar cosas nuevas, pero la mayoría de las veces chocan contra un muro: mujeres que no se atreven por prejuicios morales, inseguridad, temores o una exagerada preocupación por la mirada ajena.

Quién nos quita lo vivido y lo aprendido

Lo que sentimos respecto al sexo y la intimidad es una experiencia que siempre puede mejorar, y ahí radica el desafío. Hay retos que valen la pena atravesar, ya que todos podemos evolucionar si tenemos el deseo de probar. Ser empáticos con los deseos del otro no es una propuesta indecente, sino una invitación al reencuentro, para descubrir en sintonía los misterios de una sexualidad placentera.

Instagram: @sandralustgarten

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