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Editorial

¿Cómo elige EE. UU. a su presidente de la República?

La Constitución de Paraguay divide el gobierno del Estado en tres poderes, el legislativo, ejecutivo, y el judicial. El poder Ejecutivo establece que lo ejercerá un presidente de la República electo en comicios generales por mayoría simple del voto popular. Este método de elección es descrito como directo, a diferencia del indirecto, que combinan elementos democráticos (el voto popular) con elementos republicanos (representación de la voluntad popular por mandantes de estos).

Los proyectistas de la Constitución de los EE. UU. consideraron diferentes riesgos al diseñar el método de elección del presidente, entre ellos la inseguridad que las democracias puras significaban para la vida, la libertad y la propiedad de las personas, y la inestabilidad y violencia de estas; el riesgo de elegir un demagogo que se volviese un tirano, y el riesgo de la influencia de soberanos extranjeros. Entre las propuestas se consideró que el Legislativo elija al Presidente o que lo haga directamente el pueblo por voto popular, pero prevaleció la propuesta de Alexander Hamilton, consistente en un cuerpo representativo especial y efímero, organizado en cada Estado, igual en número a la cantidad de legisladores que el respectivo Estado tienen en el Congreso Federal, llamados electores. El cuerpo representativo debía ser especial y efímero para evitar intrigas y conspiraciones de soberanos extranjeros, y por esto se rechazó que los cuerpos legislativos elijan al presidente o hagan de cuerpo electoral. Confiar al voto popular directo la elección de un hombre con las cualidades morales necesarias para presidente de los Estados Unidos, fue rechazado porque sería como confiar a un ciego identificar colores.

A favor del Colegio Electoral, argumentaba Hamilton que “El proceso de elección proporciona la certeza moral de que el cargo de Presidente nunca recaerá en manos de un hombre que no esté eminentemente dotado de las cualidades requeridas. El talento para la intriga y las pequeñas artes de la popularidad pueden bastar por sí solos para elevar a un hombre a los primeros honores en un solo Estado; pero se requerirán otros talentos y un tipo diferente de método para establecerlo en la estima y confianza de toda la Unión, o de una parte tan considerable de ella como sería necesario para convertirlo en un candidato exitoso al distinguido cargo de Presidente de los Estados Unidos”.

El cuerpo de electorales, inicialmente integrados por notables propuestos por los Congresos estaduales, se llama Colegio Electoral. Luego de una reforma, los electores son elegidos por voto popular en cada Estado, y los candidatos a electores son los propuestos por cada partido político, reforma que confirió protagonismo a los partidos políticos en el sistema político norteamericano.

El método de elección del presidente de los Estados Unidos funciona en dos etapas. En la primera etapa, cada 4 años, el martes siguiente al primer lunes de noviembre, por voto popular en cada Estado, el electorado elige a los Electores que cada uno de los partidos políticos del mismo Estado propone, y el ganador de esta elección estatal se lleva todos los votos del Colegio Electoral del respectivo Estado, quienes quedan comprometidos por lealtad partidaria (porque el partido político los propone para integrar el Colegio Electoral), para en la segunda etapa votar por el candidato a presidente nominado por la convención del respectivo partido. La segunda etapa se hace el lunes siguiente al segundo miércoles de diciembre, donde los electores votan conforme al voto comprometido por el presidente nominado por la Convención.

Los electores quienes fueron electos a propuesta de los partidos para votar al presidente en la reunión del Colegio Electoral están comprometidos políticamente pero no obligados constitucionalmente a votar por el candidato a presidente nominado en la Convención partidaria, y a favor de quien el votante en la elección popular expresó su voto. Sin embargo, hubo caso de electores llamados infieles quienes en la reunión del Colegio Electoral votaron por el candidato del partido contrario. Antes esto, fueron aprobados por algunos Estados leyes para penalizar a los electores infieles con sanciones pecuniarias. Llevado un caso de castigo a un elector infiel ante la Corte Suprema de los EE. UU., la Corte declaró la constitucionalidad de la ley que castiga el voto del elector infiel.

Los resultados del Colegio Electoral posteriormente son transmitidos al presidente del Senado, y el 6 de enero siguiente a la elección del presidente, en sesión conjunta del Congreso, se lleva adelante el proceso de certificación de los votos electorales, y la confirmación de las personas elegidas para presidente y vicepresidente de la República. Durante el proceso de certificación de los votos del Colegio Electoral, es posible pero inusual objetar la certificación de los votos pronunciados por los electores.

El total de electores a nivel nacional es 538 votos electorales. El candidato a presidente que obtiene 270 votos electorales obtiene la mayoría necesaria para ganar la presidencia, en la actual configuración bipartidista. Si en el futuro, como ha sucedido en el pasado, la competencia por la presidencia es entre varias candidaturas y ninguna de ellas alcanza la mayoría de los votos electorales, la Constitución establece que la Cámara Baja o Cámara de Representantes elige al presidente de entre quienes obtuvieron la mayor cantidad de votos electorales.

El convencional y jurista James Wilson, expresó sobre el sistema adoptado por la Constitución, que “Vale la pena destacar la diligente atención con que se evitan las intrigas, las camarillas, los tumultos y las convulsiones en la elección de nuestro primer magistrado, o, mejor dicho, se vuelven impracticables, gracias a las sabias disposiciones introducidas en nuestra constitución nacional”. El francés Alexis de Tocqueville, el sistema de elección del presidente de los Estados Unidos conjuga, maravillosamente, el esfuerzo humano con el azar.

Las elecciones de la semana pasada, donde Donald Trump se alzó con la victoria ante Kamala Harris, son una buena ocasión para meditar hasta qué punto el diseño constitucional pudo evitar a los demagogos, la influencia extranjera, y el ascenso al poder de hombres sin las cualidades morales, intelectuales y políticas para presidente del país que se considera la antorcha de la democracia y la libertad del mundo.

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