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Editorial

Los ríos y la economía nacional

La bajante de los ríos preocupa a la economía nacional, los niveles del agua en principales puertos del país siguen en proceso negativo y ya se enciende la alarma en sectores que sentirán mayores impactos de esta crisis. El poco caudal hídrico provoca que los barcos reduzcan su capacidad de carga hasta en un 60% y prácticamente se duplica el tiempo de transporte. Esto ocasiona un sobrecosto para las importaciones y exportaciones.

El impacto que pudiera tener la bajante de los ríos para los fletes y que esto signifique un aumento de la inflación parece no representar una preocupación para el Banco Central del Paraguay (BCP), según señalan sus autoridades en el último informe; sin embargo, esta crisis está causando un aumento de precios en las góndolas de supermercados, un hecho que contradice las proyecciones más moderadas de inflación del BCP. Importadores indican que el aumento de los costos de transporte, debido a la necesidad de usar rutas alternativas más costosas, ha llevado a incrementos de hasta un 12% para el consumidor final.

Aunque el acceso al agua es un derecho humano, este recurso natural también es muy importante no solo porque se mueve el comercio internacional, sino por el impacto en la producción de energía. Paraguay no solo debe considerar diversificar su matriz de generación eléctrica, sino también en avanzar en la regulación del permiso y aprovechamiento del uso del agua, que implica principalmente el pago de un canon.

De hecho, técnicos de la Itaipú Binacional ya advirtieron que debido a la sequía que afecta a la región, la producción de energía llegará a su mínimo histórico y se reducirá 30 por ciento este año. Debido a ello, también se reducirán los royalties, que afectará principalmente a los municipios.

La falta de previsibilidad lleva al país a esta crisis, ya que, a pesar de las advertencias de al menos dos instituciones sobre la sequía que enfrentaríamos, no se pudo manejar la situación. Hay que impedir que surjan “emergencias” generadas por hechos en verdad predecibles, antes de que sea preciso remediar sus consecuencias. Por ejemplo, debería de pensarse ya en la cosecha y la exportación de más de 10 millones toneladas soja – un solo rubro -, con una infraestructura de almacenaje y secado que no es suficiente.

Las autoridades están tomando algunas acciones como el dragado de los ríos Paraguay y Paraná para garantizar por lo menos una navegabilidad aceptable y que no se interrumpa el proceso de envío de los productos agropecuarios a los mercados externos, pero no es suficiente.

Paraguay debe encarar con seriedad la planificación territorial a través de una herramienta práctica como lo es la Evaluación de Impacto Ambiental, el Ministerio del Ambiente (Mades), la Secretaría Técnica de Planificación (STP) y los municipios deberían de hacer ordenamientos territoriales y no conceder plantaciones cerca de los ríos porque secan los humedales.

Es una deuda pública la Política de Recursos Hídricos y la vigencia plena de la Ley de Agua que debe incluir el inventario de aguas nacionales y un Plan Nacional de Aguas, por ejemplo, no se está utilizando como gestión de cosecha de agua de lluvia.

La recuperación requerirá un enfoque integral que contemple no solo la infraestructura necesaria para mejorar la logística y el transporte, sino también la implementación de manejos que promuevan la sostenibilidad en el uso de recursos hídricos. Nuestro país se salva de grandes catástrofes de la naturaleza como huracanes o terremotos, pero sí es castigado por la desidia y la negligencia de sus autoridades y que lamentablemente esto puede terminar siendo mucho más costoso para una Nación que no tiene previsiones de nada.

Es importante reconocer que el agua, además de ser un recurso vital para la existencia, es un bien que impacta directamente en la economía. Este año, la relevancia de este recurso se sentirá aún más, dado que muchas personas dependen de su explotación, ya sea a través de empresas aguateras o embotelladoras. Sin embargo, también existe un problema grave de contaminación de los cursos hídricos, y los gobiernos mostraron incapacidad para abordar esta situación de manera efectiva. Hasta ahora, no lograron establecer guías, referencias y normativas adecuadas que aseguren la protección y el uso sostenible de este recurso fundamental. Por lo tanto, es urgente incorporar la gestión del agua en las políticas públicas para garantizar su disponibilidad.

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