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Editorial

La salud pública postergada

Es imperdonable que los paraguayos se encuentren nuevamente ante la incertidumbre, desidia e improvisación en el sector de la salud pública. El colapso del sistema hospitalario con la propagación de enfermedades respiratorias –algo que se debe prever en meses más críticos– desnuda la incapacidad de gestión del Ministerio de Salud y el poco interés por parte del Gobierno de solucionar de una vez por todas el constante dilema del sistema sanitario.

Las quejas se vienen repitiendo de gestión en gestión; sin embargo, al decir de los propios directores médicos de varios hospitales, la cantidad de denuncias y todo tipo de reclamos de los pacientes y familiares en los últimos meses ya es insostenible. Faltante de medicamentos, mala atención, precariedad, maltrato por parte del personal médico, falta de higiene y hasta presencia de alimañas, son situaciones que deben ser un llamado urgente a la acción para las autoridades sanitarias, y especialmente para el presidente de la República.

El Hospital Nacional de Itauguá está invadido por ratones y todo tipo de insectos, con obras de infraestructura paralizadas. Al parecer, ni siquiera la crisis que se vivió con la pandemia del Covid-19 dejó el aprendizaje y las autoridades siguen con la incapacidad de dar respuestas satisfactorias. Urge una solución estructural de fondo con medidas definitivas.

El propio jefe de Urgencias Pediátricas del Hospital Nacional describió la dramática situación, señalando que se trata de una “negligencia política”; es por ello que el sistema sanitario debe cambiar drásticamente por el bien de todos los paraguayos. Actualmente, el Presupuesto General de Gastos de la Nación (PGN) está en pleno estudio en el Congreso Nacional. Es momento de revisar atentamente lo que será destinado para salud pública. Se debe pensar en la refacción de los hospitales de referencia, más camas para terapia, profesionales de la salud idóneos; el sector no se puede “distraer” con grandes proyectos que demandarán mucho más dinero, como el anunciado Gran Hospital del Sur. ¿Cómo se manejarán nuevos nosocomios más modernos, si ni siquiera los que tenemos ahora se pueden mantener?

Cuando presentó su primer informe de gestión, el primer mandatario alardeó de tener récord en buena gestión sanitaria. Sin embargo, día a día la realidad que se visibiliza a través de los medios de comunicación da cuenta del fracaso estrepitoso en la gestión de crisis en este sector.

Gobernar un Estado demanda destrezas, una de ellas es la inteligencia para captar las realidades sociales y actuar en consecuencia, y otra, muy importante, es la habilidad para proceder a tiempo. Los gobernantes deben dejar de mirar solo sus intereses políticos y mirar más hacia la ciudadanía, que es para quien gobiernan. Estamos en un país de promesas, palabras que se las lleva el viento, pero la salud ya no puede esperar, la ciudadanía está agobiada por la precariedad de los servicios públicos y la incertidumbre.

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