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Editorial

Sin seguridad no hay desarrollo

La inoperancia de los organismos del Estado, responsables de procurar la seguridad, la justicia y la paz a los ciudadanos del Paraguay, es lamentable. Estas instituciones están en deuda con el país porque no han podido frenar los índices de delincuencia. Lejos de garantizar el derecho de protección a la vida y a los bienes de las personas, el ministro del Interior se limita a recomendar que la población “se prepare” ante una ola de atracos que se daría – según sus términos – en diciembre, dejando a la deriva a los paraguayos y eludiendo la misión primera de esta cartera de Estado.

Hace meses la inseguridad azota con más fuerza al país. Los casos de sicariatos y asaltos se registran prácticamente todos los días. Sin embargo, Interior culpa a la falta de presupuesto para no enfrentar la situación y asegura que sin dinero es difícil enfrentar la criminalidad común, pues entonces desde el Ejecutivo se debe buscar una salida rápida y eficaz. De ser necesario, se tiene que pedir ayuda internacional, en el caso de las ciudades fronterizas que están entre las zonas más afectadas por el flagelo. De ninguna manera deben seguir dando excusas simples sin mostrar acción.

La corrupción también es una piedra en el camino en los organismos encargados de combatir la delincuencia y a esto se suma el frágil desempeño del Ministerio Público, que no representa con eficacia a la sociedad ante las agresiones delictivas. Por otro lado, la inseguridad cuesta vidas humanas y grandes pérdidas económicas.

Más que poner plazos a los responsables de combatir la criminalidad para que resuelvan el problema, el Presidente de la República debe ser implacable y exigir resultados inmediatos aplicando la fuerza legal del Estado y, si estos mecanismos no funcionan, debe cambiar a los hombres al mando, ya que se trata de un sector vulnerable, se trata de una sociedad que no puede vivir con miedo permanente.

Las instituciones deben estar a favor del ciudadano y no desentenderse de la responsabilidad de la protección integral a las personas. No pueden instalar la idea de que la violencia es solo producto de la mediatización de los hechos, porque eso es ponerse una venda en los ojos y hacer creer que la inseguridad simplemente es una “sensación”, el problema es mucho más profundo y, si institucionalmente las partes no trabajan en forma coordinada, los actos delictivos seguirán siendo una dura realidad. La inseguridad no debe ser una forma de vida. Sin seguridad no hay desarrollo posible.

 

D.D.W.S.

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