Falta de Comunicación y Transparencia

El gobierno sigue excusándose siempre con la falta de comunicación. Tenemos ministerios y secretarías casi para todo, incluyendo para Comunicación, y sin embargo, hasta ahora sigue la excusa, acusando la ineficacia de la comunicación y nadie es despedido o destituido.

Como en toda relación, la comunicación y la transparencia son fundamentales para la confianza, pero aquí no solo se viene fallando en la comunicación y la transparencia, sino también en la misma lealtad.

Con cada crisis, el gobierno solo tiene que decir que simplemente fue un malentendido (o sea, que el pueblo siempre entiende mal). Sin embargo, al momento de aclarar las cosas y de reorganizar de modo a que este supuesto error comunicacional no vuelva a pasar, no se ven cambios ni buena voluntad.

Sale un comunicado a la tarde para aclarar el otro comunicado hecho a la mañana, y a su vez se necesitan más aclaraciones; es como si se tratase de un teléfono cortado o peor aún, de gente que ni siquiera sabe lo que quiere o lo que tiene que hacer.

No hay transparencia en la gestión pública. Gracias a las denuncias de ciudadanos patriotas, que han perdido sus cargos, el pueblo se viene enterando de la corrupción del gobierno. Ninguna voluntad existe de parte del gobierno en transparentar la gestión pública y cada vez queda más claro el porqué.

Nicanor Duarte, director de Yacyretá, se niega a transparentar la gestión de la binacional y se escuda en cualquier recurso legal cuando la ética le exige transparencia, especialmente después de las denuncias en su contra. El Presidente de la República, teniendo potestad, tampoco interviene para que exista transparencia en el gobierno.

El intento de entrega de Itaipú, el intento de vender La Patria, los tremendos fraudes con los insumos médicos, los despilfarros de Itaipú y el mal manejo de Yacyretá son solo ejemplos vivos de la falta de transparencia con los que tenemos que vivir los paraguayos como un cotidiano insulto.

Hace poco se protagonizó la interpelación de la ministra Teresa Martínez. Nuevamente, todo al parecer no fue más que una falta de comunicación; sin embargo, el gobierno viene intentando introducir una agenda ya desde hace tiempo, como lo hemos revelado en El Nacional, con la resolución de la Secretaría de Cultura No. 325/2018, y la del MEC No. 1761/2019.

Hace poco también, un periodista, colaborador de El Nacional, publicó en nuestro diario sobre la deleznable sobrefacturación del MEC con los útiles escolares para el 2021. En lugar de aclarar el tema para la ciudadanía, el ministro Eduardo Petta no tuvo mejor reacción que intimidar al periodista.

En un país donde la Justicia no funciona. Donde los funcionarios corruptos no van a la cárcel, sino que deambulan libremente ostentando la fortuna de sus emprendimientos, lo mínimo que pueden hacer los servidores del pueblo es esclarecer para el público la veracidad o perspectiva de los hechos.

¿Acaso hace falta otra interpelación para que tengan que salir con lo mismo? Es solo falta de comunicación, pero se niegan siempre a comunicar.

La función pública debe ser transparente. Las entidades binacionales deben ser transparentes. El presidente debe dejar de encubrir a sus funcionarios y compinches, y asegurarse de que la transparencia y la comunicación sean efectivas.

Nosotros, en El Nacional, abogamos no solo por la transparencia y la comunicación sincera y fluida, sino también por el respeto a quienes denuncian hechos ilícitos y que son amedrentados por ministros sin escrúpulos al más puro estilo Al Capone. Por eso nuestro apoyo firme a Alfredo Guachiré.

Que no nos vengan con el cuento de que solo fue un malentendido por la falta de comunicación, porque donde no hay transparencia, tampoco hay comunicación; y donde hay amenazas, tampoco hay comunicación; y en donde el silencio encubre, tampoco hay comunicación. En fin, donde no hay voluntad para que exista transparencia y comunicación, no puede haber un buen relacionamiento.

DDWS