Paraguay sigue teniendo una de las tarifas de energía eléctrica más bajas de Latinoamérica

El costo de la electricidad en América Latina muestra una notable variación entre los diferentes países, con implicaciones significativas tanto para la competitividad económica como para la calidad de vida de sus habitantes. Las tarifas elevadas representan un desafío para la producción y los hogares, mientras que los precios demasiado bajos pueden obstaculizar la inversión en infraestructura energética y la sostenibilidad del sistema.

De acuerdo con los datos de Global Petrol Prices a junio de 2024, Guatemala lidera como el país con el precio de electricidad más alto en Latinoamérica, alcanzando 0,296 dólares por kWh. Por el contrario, Cuba registra el costo más bajo, con tan solo 0,006 dólares por kWh.

Variaciones en los costos eléctricos

El precio final que pagan los consumidores y las empresas depende de diversos factores, entre ellos la generación, distribución y las políticas de subsidios. Países como Guatemala, Uruguay y Puerto Rico tienen tarifas superiores a los 0,23 dólares por kWh, lo cual impacta sus economías al aumentar los costos de producción de bienes y servicios.

En contraste, naciones como Argentina y Paraguay presentan tarifas considerablemente más bajas, lo que brinda cierto alivio a sus consumidores, aunque esto no necesariamente refleje el rendimiento final o calidad del servicio (apagones) sino meras cotizaciones por kWh. Paraguay cuenta con una tarifa industrial de 0,04 dólares por kWh y 0,05 dólares por kWh para uso residencial (5 centavos).

El que un país tenga una elevada producción energética no quiere decir que a la vez la optimice. También están factores como el geográfico o físico como “El efecto Joule” que básicamente significa la perdida de potencia de la energía al ser transportada (por los cables) hacia centros de distribución, estáticas. Otro aspecto a tener en cuenta es que la energía no puede ser almacenada, por lo tanto, se disipa. Esto representa todo un desafío para la optimización del valioso recurso, sobre todo en países con gran producción energética.

Dicho lo cual, pretender, por ejemplo, que de una vaca lechera de la cual se ordeña 20 litros de leche produzca 20 kilos de queso o dulce sería ingenuo. Así que de momento una producción a bajo costo como la que tiene Paraguay sigue siendo una ventaja competitiva muy significativa. El acceso a recursos energéticos marca una diferencia clave en el costo de la electricidad. Aquellos países que dependen en gran medida de la generación hidroeléctrica, como Paraguay y Venezuela, disfrutan de tarifas más asequibles debido al uso de fuentes renovables.

En cambio, las naciones que dependen principalmente de la generación térmica están sujetas a las fluctuaciones de los precios internacionales del petróleo y del gas, lo que eleva sus costos. Adicionalmente, aspectos como los impuestos, subsidios y la eficiencia en la distribución energética también tienen un impacto directo en las tarifas.

Repercusiones económicas

Un precio elevado de electricidad afecta la competitividad de los sectores productivos, especialmente en industrias de alto consumo energético, encareciendo sus costos operativos y dificultando la atracción de inversión extranjera. Por otro lado, tarifas muy bajas pueden derivar en problemas fiscales, ya que subsidios excesivos desincentivan la modernización de la infraestructura eléctrica, comprometiendo la sostenibilidad del sistema a largo plazo.

Proyecciones hacia un futuro energético sostenible

Latinoamérica debe encaminarse hacia una matriz energética más diversificada, eficiente y sostenible. Incrementar las inversiones en energías renovables será clave para disminuir costos y reducir su dependencia de combustibles fósiles. Además, tecnologías como el almacenamiento energético y la digitalización del sector jugarán un papel crucial en optimizar la distribución y mejorar el acceso a la electricidad en toda la región.