Connect with us

Economía

Resquebrajamiento en corporativismo financiero tras bambalinas

Foto ilustrativa

Foto ilustrativa

El anuncio del banco digital Ueno, que no piensa cobrar un guaraní por transferencias a través del sistema SIPAP del Central, y el teledirigido del presidente de Sudameris, Conor McEnroy hacia el titular de Basa y ex N.º 1 del Central, Carlos Fernández Valdovinos, reflejan una vez más las fisuras en el frágil espirítu de asociación que siempre reinó en el poderoso gremio bancario.

De hecho, la Asoban siempre se caracterizó por  el Cada uno para sí y Dios para todos, salvo en los casos que necesitan unir fuerzas ya sea para presionar a nivel del regulador; dar marcha o frenar algún tipo de iniciativa parlamentaria que afecte positiva o negativamente los resultados para sus accionistas, por lo general, debajo de la mesa.

“Ueno no te cobra ni te va a cobrar por las transferencias SIPAP que quieras realizar. Además, te da una caja de ahorro y una tarjeta de débito Mastercard virtual al instante. Y lo mejor, sin costo ni necesidad de mantener un promedio mínimo en tus cuentas. Con Ueno podés ahorrar”, señala la indirecta divulgada por ueno a través sus redes sociales.

En cuanto a la pulseada entre peces gordos, McEnroy vs. Fernández Valdovinos, el presidente de Sudameris dijo en espacio reservado en medios que “gracias a Carlos Fernández, los pobres en Paraguay son ordeñados como vacas todos los días, pagando el 5 % por una transferencia de dinero con entidades que él aseguró que no estarán reguladas”, haciendo alusión a comisión por giros de dinero que realizan las telefónicas.

Este es uno de los pocos puntos en donde hay cohesión entre los banqueros, quienes no han podido superar el estrés de ver a las telefónicas quedarse con la mayor tajada de este lucrativo negocio, que por cierto tiene una elevada comisión por parte de las telefónicas y que debe ser analizada para beneficio de los usuarios.

La afrenta de ver a Tigo facturar millones en un negocio que hasta hace poco lo controlaban caló hondo en el orgullo de los banqueros, que ya de por sí tienen un ego bastante elevado. El que se rían en sus caras y les saquen la posibilidad de aumentar sus utilidades es una herida abierta y dolorosa hasta ahora.

Siempre recordándose del expresidente del Central en términos no precisamente afectuosos, McEnroy agregó: “Cuesta quedarse de brazos cruzados y ver a personas a todas luces incompetentes pontificando sobre propuestas de las que poco saben, y menos entienden”. Finalmente, se burló de su par: “Carlos Fernández, hombre de pueblo, ¡ja, ja, ja!, debería darte vergüenza”.

El enojo de McEnroy fue tras el posteo de Fernández Valdovinos, quien escribió: “que tratar de subirse a carro ganador (por el SIPAP) e imponer costos al usuario es inoportuno, poco sensato y claramente abusivo”.

Otro foco de desentendimiento reciente en el gremio es el caso que arrastran Continental con la procesadora Bancard (propiedad de los bancos) en el negocio de procesamiento de tarjetas y que incluso fue judicializado.

Directorio amordazado

A nivel del Banco Central también hay malestar entre los miembros de la cúpula; de hecho, el documento filtrado a la prensa sobre el plan para gravar el servicio de transferencias salió del propio Directorio. La filtración dejó muy mal parado a los altos funcionarios, más teniendo en cuenta que se les ofrecía una participación de 20 % en el tarifario tentativo de transferencias.

En el comunicado que dieron a conocer el fin de semana, tras la avalancha de críticas por haberse sentado sigilosamente con los banqueros el 19 de mayo pasado para negociar tarifas a los usuarios hablan de “transparencia”, vaya ironía entre paréntesis.

Dentro del Directorio, a cuyos miembros se colocó una mordaza para con la prensa, hay opiniones encontradas que empezaron a hacerse más evidentes con el caso del hasta hace poco miembro titular Diego Duarte Schussmuller, quien renunció a su cargo para pasar a la presidencia de banco Regional, poco después de una multa que se impuso desde el Central al expresidente del mencionado banco privado, Raúl Vera, en un caso de abierta puerta giratoria.

El caso de la multa a Itaú por controles laxos en cuanto a lavado de dinero también fue un punto de inflexión dentro del Directorio, ya que todos los casos previos habían sido castigados solo con amonestaciones, como el famoso caso de megalavado por más de USD 370 millones en 2013 que pasó por el sistema financiero.

La decisión de multar a Itaú con USD 10 millones más bien fue política, teniendo en cuenta que el actual Gobierno tiene que mostrar acciones concretas para no quedar mal parado con Estados Unidos cuyo Gobierno viene presionando por resultados en cuanto al combate de lavado de activos.

Click para comentar

Dejá tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Los más leídos

error: Content is protected !!