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Economía

Mipymes ante la encrucijada de cerrar o reiventarse

Ilustración. Foto: MIC

Ilustración. Foto: MIC

A mediados de abril, Enrique Zorrilla anunció en Instagram el cierre de «El zorro y la cigüeña», el hotel boutique que había inaugurado en el centro de Asunción a finales de 2019.

Los primeros días de la pandemia, su socio y él decidieron mantener abierto el hotel, pero cada decreto del Gobierno les ahogaba un poco más.

«Vimos que la situación era insostenible. Despedimos a los ocho trabajadores que teníamos con nosotros y les liquidamos con todo lo que correspondía».

Zorrilla había invertido 400 millones de guaraníes (unos 57.000 dólares) en el hotel, pero con el cierre tuvo que vender todo el mobiliario para saldar las deudas con los proveedores.

«La vida continua, hay que dar vuelta a la página y hay que seguir. Yo no puedo estar esperando a que ocurra un milagro y que reciba la ayuda del Gobierno», agregó.

Algo más de suerte tuvo Antonio Olmedo, que abrió la pizzería «La Celestina», en las afueras de Asunción, medio año antes del inicio de la cuarentena.

Olmedo definió el impacto de la pandemia como «desastroso» y lamentó la falta de soluciones y la dificultad para acceder a los créditos del Gobierno.

«Yo cerré la atención al público pero seguí produciendo, hicimos una variación en el negocio y producimos pizzas congeladas. Con eso, más o menos, paliamos la situación y es lo que nos permitió seguir en el rubro», dijo a Efe.

No obstante, reconoció que tardó unos cuatro meses en volver a reflotar su negocio.

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Como él, Ximena Vera también tuvo que esperar algún tiempo hasta que pudo volver a su trabajo como cosmetóloga a domicilio.

Con la cuarentena, Vera se quedó sin empleo durante tres meses y solo un mes consiguió un subsidio de 500.000 guaraníes (71 dólares) del programa Pytyvo del Gobierno, por lo que se las ingenió para vender ofertas de tratamientos faciales con pago adelantado para mantenerse.

En junio, volvió a su rutina laboral, aunque con un ritmo inferior al que tenía antes de la pandemia.

«Para mucha gente es un lujo. Es un tratamiento facial, no es imprescindible. Antes de la pandemia yo tenía ocho o nueve clientes al día, pero ahora son cuatro o cinco».

Fuente: MarketData/EFE

 

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