Así recibieron en el aeropuerto a Diego Domínguez

El aeropuerto Silvio Pettirossi estaba lleno de abrazos que parecían no caber en un cuerpo. Diego Domínguez Bejarano, el joven piloto que convirtió uno de sus sueños en realidad, llegaba a casa como campeón mundial de la categoría WRC3.

Afuera, la batucada del Olimpia (La79) marcaba el ritmo. Gente, micrófonos y cámaras lo esperaban con ansias. “¡Dale, campeón! ¡Dale, campeón!”, cantaban. Y ahí, en medio de todo ese caos hermoso, apareció él, con la sonrisa de alguien que sabe que acaba de hacer algo grande, algo que en Paraguay nunca había pasado.

Dieguito, como le dicen todos, no pudo escaparse de los periodistas que querían una palabra, una mirada, una foto. Es que no todos los días un compatriota trae un título mundial. Y menos en el rally, donde desde chico él sabía que no iba a ser fácil. Pero Diego y su copiloto, el español Rogelio Peñate, nunca entendieron de imposibles.

Con su Ford Fiesta Rally3, Diego dejó atrás una historia que hasta hace poco era amarga. En 2023, cuando ya rozaba la cima, un problema mecánico lo bajó del podio. Subcampeón, dijeron todos. Pero no, Diego no quería ese título. Y este año, en Chile, cambió la historia. 3 horas, 26 minutos y 6 segundos le bastaron. Le sacó más de 4 minutos al peruano Eduardo Castro y otros 40 al francés Ghjuvanni Rossi.

Así fue como Paraguay, por primera vez, se puso la corona de campeón en la WRC3. Y ahí estaba Diego, abrazado por su gente, como quien vuelve a casa después de haber ganado no sólo una carrera, sino la admiración y el respeto de todo un país.

@gustavo_r_montero

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♬ sonido original – Gustavo Montero