Deportes
“El atletismo paraguayo aún no ha alcanzado el potencial que tiene”
Durante su etapa como atleta, Hernán Osorio (28) ganó medallas para la Universidad Autónoma de Asunción y el Club Atlético Paraguarí. Foto: Gentileza.
Antes de relatar partidos de fútbol en televisión, Hernán Osorio era un atleta que se destacaba en carreras de velocidad. Uno de sus mayores logros fue la medalla de oro que obtuvo en el Campeonato Nacional de Juveniles 2011, donde cronometró 58.21 segundos en 400 metros con vallas, récord de campeonato. También ganó una presea dorada en posta combinada durante el Campeonato Nacional de Ayolas 2009.
“El atletismo es una gran pasión, un deporte altamente exigente y un estilo de vida”, cuenta Hernán en una entrevista concedida a El Nacional. Si bien ahora se dedica de lleno al periodismo deportivo, el paraguariense considera que el atleta nunca muere. “Puede dejar las pistas o la alta competencia, pero nunca muere”, resalta.
Sus primeros pasos en el atletismo los dio en el Club Atlético Paraguarí, bajo las órdenes del profesor Iván González, con el apoyo de Juan Arce –hermano de Francisco ‘Chiqui’ Arce– y Francisco Rodríguez, allá por el 2008.
Gracias al atletismo, en 2011 consiguió una beca para estudiar periodismo en la Universidad Autónoma de Asunción. Llevó a la par sus dos pasiones por un buen tiempo, hasta que un día tuvo que elegir entre su profesión o seguir compitiendo.
“Nunca imaginé que debía abandonar una cosa para hacer otra. Traté de llevar tres actividades juntas. Trabajaba, entrenaba y a la noche iba a la facultad. Pero sí, a mediados de 2014 opté por dejar el atletismo porque no podía hacer bien las labores desde el punto de vista organizativo. En ocasiones tenía coberturas de mañana y en otras de noche. Obviamente debía darle prioridad a mi trabajo, que es lo que me sostiene y también me apasiona. El que practica un deporte amateur lo hace por amor a la disciplina, porque dinero casi no hay”, profundiza el periodista en un distendido diálogo sobre el deporte nacional y la profesión.
— ¿Cómo calificás el nivel del atletismo nacional?
En los últimos años se ha trabajado de manera a masificar el deporte, y gracias a ello hoy está bastante competitivo internamente. El tema es cuando nos comparamos con otros países que quizá tienen más estructura y mayor cultura atlética. Acá, por ejemplo, hace unos ocho años atrás había una sola pista olímpica, la de la Secretaría Nacional de Deportes. Después llegó la de Encarnación y la del Comité Olímpico Paraguayo. Pero antes, ninguna. Eso te da la pauta de que lo que falta no es talento, sino estructura y desarrollo. Creo que el atletismo paraguayo aún no ha alcanzado en resultados el potencial que tiene.
— ¿Qué se puede hacer para que alcance ese potencial?
Si bien hay apoyo con las becas para atletas de élite, se debe reforzar el trabajo en las bases, destinar mayor presupuesto de la ley del deporte al interior del país y darle continuidad al trabajo con los talentos que se encuentran. En pocas palabras, profesionalizar el deporte.
Un chico es bueno en una disciplina durante la escuela y el colegio, pero si no ve futuro económico en el deporte, tarde o temprano lo deja. Y pasa mucho. Los talentos se fugan de nuestro propio país y después nos preguntamos por qué no tenemos atletas en los Juegos Olímpicos. En todos los deportes pasa eso, a excepción del fútbol. Con planificación, organización y ejecución de parte del Estado, más un control riguroso del presupuesto, se puede aspirar a más. Debemos pensar de acá a 20 años. Un ejemplo es Japón en Beijing 2008, cuando empezaron a buscar talentos para sus Juegos Olímpicos de 2020. Imaginate.
— Cambiando de faceta, ¿cómo te hiciste relator?
En Paraguarí también. En la última parte de la escuela y en el colegio. Entre broma y en serio, con unos compañeros relatábamos partidos en el recreo o en los torneos mientras esperábamos nuestro turno. También jodíamos con que hacíamos un programa de radio y ese tipo de cosas.
Después un profesor del colegio, que también trabajaba en una de las radios de Paraguarí, me invitó a formar parte de su equipo de transmisión. En un principio rechacé la propuesta porque quería jugar al fútbol, y así lo hice. Dos años después me volvieron a invitar unos amigos: Darío Ibarra, hoy también periodista deportivo, y Osmar Flores, locutor en Paraguarí. En aquel momento se habían quedado sin relator en la radio. Así, debuté narrando en la final del campeonato de la liga de Paraguarí.
— ¿De ahí pasaste a Tigo Sports?
Cuando llegué a Asunción estuve seis meses sin trabajar formalmente. En junio de 2011 entré al Centro Médico Bautista y en 2014 pasé a Tigo Sports.
— ¿Qué es lo que más te gusta del periodismo?
Me gusta todo, pero lo que más disfruto es relatar un partido, de cualquier deporte. También estar en los estadios; palpar el ambiente de la gente y de los protagonistas.
— ¿Cuál es tu consejo para los jóvenes que quieren ser periodistas deportivos?
Esta carrera es de resistencia, no de velocidad. Lean y escriban mucho. No se rindan ante los ‘no’ que se pongan en el camino. Lo ideal es manejar historia y actualidad del deporte en general, así como los reglamentos. No se limiten a una sola disciplina. Abran su mente y tendrán infinidad de posibilidades. Antes de todo eso, pongan su fe en Dios, porque todo lo que tenemos y hacemos viene de Él.
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