Cultura
Sociedad Científica del Paraguay: Un siglo construyendo ciencia y conocimiento
Manuel Domínguez y Andrés Barbero. Cortesía
Recientemente fue presentada la publicación impresa que conmemora los 100 años de la Sociedad Científica del Paraguay. La misma registra las actividades de hombres y mujeres que siempre estuvieron convencidos de que la ciencia es necesaria en un país en el cual hasta hace muy poco no existían políticas públicas para fomentar la investigación y el desarrollo tecnológico.
La Sociedad Científica del Paraguay surge a iniciativa del Dr. Andrés Barbero, célebre filántropo y científico paraguayo, junto a destacados exponentes de la ciencia en el país, entre los que se encontraban Carlos Fiebrig, Adolfo F. Antúnez, Guillermo Tell Bertoni, Manuel Domínguez, Rodolfo Ritter, Marcial Bordas, Luis Migone, Leopoldo Benítez, Manuel Crosa, Emilio Hassler, Pedro Bruno Guggiari, Gerardo Laguardia, Gustavo Crovato, Pedro M. Rodríguez, Arnoldo de Winkelried Bertoni y Pedro Jörgensen. médicos, naturalistas, botánicos, químicos, agrónomos, cientistas sociales. Todos ellos se propusieron un 9 de enero de 1921 conformar una sociedad para propender a la difusión de los conocimientos de las ciencias físico-naturales por todos los medios posibles, incorporando el mayor número de adherentes a la idea, y editar una publicación periódica que se denominaría Revista de la Sociedad Científica del Paraguay. También se conformó una comisión provisoria para redactar los estatutos y arbitrar los fondos, integrada por Carlos Fiebrig, Adolfo F. Antúnez, Guillermo Tell Bertoni y Andrés Barbero.
La asamblea fundacional se reunió en la sede de la Sociedad Italiana el 13 de marzo de 1921, durante la cual se aprobaron los estatutos y se procedió a elegir la primera comisión directiva. Esta estuvo integrada por Andrés Barbero como presidente, Rodolfo Ritter como vicepresidente, y Guillermo Tell Bertoni y Gustavo Crovato como secretarios. Por su parte, Pedro M. Rodríguez fue electo como tesorero y Pedro Bruno Guggiari, Gerardo Laguardia, Arnoldo de Winkelried Bertoni y Leopoldo Benítez como vocales. Moisés Bertoni y Emilio Hassler fueron designados socios honorarios.
Con vistas a cumplir los objetivos de la sociedad, se propusieron varias actividades. La primera de ellas consistió en la publicación de una revista de frecuencia trimestral, sin sujeción a una forma periódica de aparición, que se denominó Revista de la Sociedad Científica del Paraguay, la cual estaría destinada a dar a luz las producciones de los miembros de la sociedad y otras relacionadas con los fines de la misma.
También se propuso formar una biblioteca en la que se reunirían paulatinamente las obras fundamentales de consulta sobre las ciencias relativas, así como textos instructivos y tratados elementales para principiantes.
La sociedad se planteó, además, propiciar y organizar exploraciones científicas, investigaciones y estudios especiales sobre temas de interés; organizar conferencias y certámenes gremiales y populares; editar y reeditar obras científicas nacionales, en la medida en que sus recursos se lo permitiesen; facilitar la formación de colecciones de estudio y enseñanza; e instituir, finalmente, premios de estímulo para los mejores trabajos.
En lo que se refiere a lo educacional , se consideraba que “… el vasto alcance educativo de la enseñanza racional y práctica de las ciencias físico-matemáticas y naturales, la Sociedad propenderá por todos los medios conducentes, a la difusión y mejoramiento de la enseñanza y estudio de estas disciplinas, de modo a llamar el interés de la juventud hacia estas ciencias de funciones fundamentales en la civilización y adelanto de los pueblos y despertar el amor al estudio de la naturaleza”.
En los primeros años de su funcionamiento, la Sociedad publicó sistemáticamente su revista, cuyo primer número apareció en junio de 1921. En ella había artículos originales en ciencias naturales, ingeniería y etnografía. También comenzó a publicarse una serie de trabajos monográficos que conformaron la Biblioteca de la Sociedad Científica del Paraguay.
El doctor Andrés Barbero presidió la Sociedad Científica del Paraguay hasta su fallecimiento el 14 de febrero de 1951. La crónica periodística del diario La Tribuna destacó lo siguiente: “Muchas veces el doctor Andrés Barbero había declinado una demostración que pusiera en pública evidencia su tarea fecunda y silenciosa; pero la población, que fuera aquilatando paulatinamente la nobleza de sus inquietudes y las proyecciones de sus obras, ya se había formado acerca de su benefactor, la conciencia de ser éste un hombre que hacía el bien desinteresadamente fundando instituciones de beneficencia de trascendencia en el porvenir de la nación y colaborando en su sostenimiento con un tesón y entusiasmo dignos de encomio”..
El 22 de junio de 1951 se eligió como presidenta de la Sociedad Científica del Paraguay a doña Josefa Barbero de Repetto, quien presidió la entidad hasta que se retiró en 1954. La labor de la asociación continuó con la difusión de las investigaciones de sus asociados. Se había incorporado al Museo Etnográfico en carácter de directora la célebre antropóloga Dra. Branislava Susnik, cuyas exploraciones fueron financiadas por la sociedad.
Desde 1960 se inició un período de revitalización de la entidad bajo la presidencia del Dr. Gustavo González, quien impulsó una serie de actividades como conferencias y la publicación regular de la revista. Se financiaron investigaciones de jóvenes científicos en el área de física, química, medicina y antropología. Desde el fallecimiento del doctor Andrés Barbero, la Fundación La Piedad es la entidad que financia hasta la actualidad las actividades de la Sociedad Científica del Paraguay, así como otras obras fundadas por el doctor Barbero.
Al doctor Gustavo González le sucedió como presidente el doctor Juan Boggino, bajo cuya gestión la comisión directiva instauró el Premio Andrés Barbero, con una dotación de 50.000 guaraníes.
Los primeros trabajos premiados con dicho galardón fueron “Contribución al estudio de la desnutrición en el niño”, del Dr. José Luis Delgadillo de la Facultad de Ciencias Médicas; “Descripción y frecuencia de especies de la subfamilia strongylinae Raimier, en cosidos del Paraguay”, de María Mercedes Culzoni Zarza, y “Análisis por activación de rocas ígneas del Paraguay”, de Margarita Prats, ambas del Instituto de Ciencias de la UNA.La Sociedad Científica del Paraguay, a lo largo de los años 80, estuvo presidida por el doctor Laureano Pelayo García, quien ejerció el cargo hasta su fallecimiento en 1990, siendo sucedido por el Ing. Marcos Sanjurjo. En 1993 se convocó a una asamblea con el fin de reorganizar a la institución. En la oportunidad, fue electo el Dr. Pedro Matías Gibert, quien logró un acuerdo con la Fundación La Piedad para obtener como local la exsede la Cruz Roja del Paraguay. Al doctor Gibert le sucedió el doctor Carlos Mojoli. En el período se decidió remitir al Jardín Botánico de Ginebra los ejemplares que formaban parte del herbario de la entidad con el propósito de su conservación.
Durante la presidencia del Ing. Horacio Feliciángeli, la asociación comenzó un período de dinamización de la entidad con la incorporación de nuevos asociados de las diferentes áreas de la ciencia y la organización de conferencias abiertas al público. Luego ejerció la presidencia el Dr. Gustavo Vera Morínigo, bajo cuya presidencia se inauguró el Herbario Histórico de la Sociedad Científica del Paraguay. En 2006 fue electo presidente el doctor Manuel Gill Morlis. En 2012 se estableció un convenio con la Embajada de los Estados Unidos de América para instalar el Benjamin Franklin Science Corner, una actividad orientada a divulgar y fomentar la ciencia y la tecnología en niños y jóvenes. En 2016 la asamblea eligió a la doctora Antonieta Rojas de Arias, primera mujer científica en presidir la Organización.
La doctora Rojas de Arias afirmó que “desde la SCP, nuestro mensaje debería dirigirse a afianzar la idea de que la educación y el desarrollo ético de la ciencia y la tecnología, gravitando entorno al ciudadano, es uno de los caminos para apoyar el desarrollo sostenible del país; estamos conscientes que la compleja historia del Paraguay ha afectado al acontecer educativo, científico y tecnológico, pero también sabemos que somos trabajadores, tenaces y emprendedores, que defenderemos el financiamiento nacional para una ciencia en pro del bienestar del ciudadano, que lo haremos sostenible apoyando una política de ciencia y tecnología robusta y que contribuiremos a fortalecer nuestras alianzas estratégicas con el mundo por un Paraguay mejor”.
Bajo su administración, se organizó el Encuentro de Investigadores, el cual, a lo largo de los años, se constituyó en el gran evento de la ciencia en Paraguay, con trabajos expuestos por investigadores de distintas áreas científicas. También se reactivó el Premio “Andrés Barbero”, y se organizaron cursos abiertos al público, así como diversas actividades para difundir la ciencia.
La Sociedad Científica del Paraguay tuvo una nueva impronta con una mayor dinamización y la incorporación de nuevos socios y socias que se integraron para apoyar las actividades que cada año se organizaban con el propósito de lograr que las labores en ciencia y la tecnología se sean conocidas por la ciudadanía. La doctora Rojas de Arias concluyó su mandato con la conmemoración del centenario de la entidad, año durante el cual, a pesar de la pandemia, se organizaron diversas actividades para honrar a los fundadores, así como a todos los que formaron parte de la Sociedad a lo largo de un siglo.
Presidieron la Sociedad Científica del Paraguay Andrés Barbero, Josefa Barbero de Repetto, Arnoldo Winkerlried Bertoni, Guillermo Tell Bertoni, Gustavo González, Juan Boggino, Ricardo Moreno Azorero, Laureano Pelayo García, Marcos Sanjurjo, Pedro Matías Gibert, Carlos Mojoli, Horacio Feliciángeli, Gustavo Vera Morínigo, Manuel Gill Morlis y Antonieta Rojas de Arias. El actual presidente es Herib Caballero Campos.
* Herib Caballero Campos es doctor en Historia por la Universidad Nacional de Asunción (UNA), máster en Historia del Mundo Hispánico por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Se desempeña como docente de la UNA y de la Academia Diplomática y Consular “Carlos Antonio López”.
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Jose Lacarrubba
15 de noviembre de 2022 at 23:32
Excelente, breve y ameno resumen de los aspectos sobresalientes de esta centenaria Sociedad Científica, que debe ser mas conocida y apoyada.
Aunque no crean, hubo y hay hombres de bien en nuestro país que desinteresadamente trabajan por la ciencia.
Felicitaciones