Agenda Cultural
Marcelo Hernáez, poesía “con manos de fuego”
Marcelo Hernáez
El pasado martes vio partir al artista transdisciplinar Marcelo Hernáez, quien incursionó en poesía, teatro, música y artes visuales.
Marcelo (Schmeda) Hernáez nació en Asunción el 3 de junio de 1956. Participó de exposiciones colectivas en El Bosque de los Artistas, el Centro Cultural de España Juan de Salazar y las galerías Artesanos, Propuestas y Martha Manchini Arte Latinoamericano, entre otros espacios del circuito del arte. Muy joven, en 1980, actuó en Los guantes blancos para luego integrarse al grupo de teatro Estudio Libre, de Rudi Torga, al que se adhirió entre 1991 y 1999. También integró los elencos de Los físicos, El gran deschave, El enemigo del pueblo y Aquel 1811, en el Teatro Arlequín, y actuó en la obra Un dios en casa, presentada en la Manzana de la Rivera. Fundó el colectivo de artistas populares Contracanto. En 2003 presentó el disco Koreko gua.
En 2009 presentó su poemario Los dientes del tiempo, publicado por Fondec y Servilibro. La obra incluye ilustraciones y dibujo de portada de Carlos Colombino y un texto de Esteban Cabañas, que en una parte dice: “Los poemas de Marcelo Hernáez están escritos con manos de fuego, espantando ausencias. El disfraz detrás del disfraz, la sábana de esparto, algo que se agita sin puntos, que respira, el grito que se quiso guardar. La idea del pabilo que enmudece y sin embargo exige el nombre del corazón dormido. Un lenguaje ríspido, de palabras duras como el basalto para construir el equilátero salvaje de su poesía”.
Compartimos un poema de Marcelo Hernáez:
Poesía
a Josefina Plá
Nació de una madre
que olvidó nacionalizar su vientre
No tuvo el cuello alto de encaje
de las prostitutas vehementes
Tuvo los pechos descubiertos
como rústicos limones
(sus cáscaras suaves)
de las vírgenes dubitativas
que olvidaron
seguro
patentar su inexperiencia
No tuvo el miriñaque exacto
ocultando su cadera sin nacer
Tenía porque habría que tener
tendría
un catálogo sintético
para el cuello largo del ejemplo
y a la nuca tener que abordar
quisiera
de un amigo
como a la popa insegura
de un velero
en la rada incierta
de una amnesia eterna
La palabra complicada
que no expresa el hecho simple
La ligereza de una uña que lastima
no lastima
si es que encuentra
el caparazón delicado
de la piel que se le ofrenda
con la ofrenda de un manto descuidado
Conoce bien a los poetas
conoce
al ciego
el del sillón marcado
con sus nalgas húmedas
de soledad de reuma
Conoce al de la barba copiada
de otra barba parecida
su lírico y bruto lenguaje
Matriarca mujer
poetisa paraguaya
por no tener el callo suficiente
para cruzar el mar
para morir donde su patria verdadera
Conoce a la poetisa casi ciega
de estirpe tuerta
que consigue alumbre en la farmacia
para el borde de sus ojos
Y a la otra conoce
la que azufre compra para el viento
la del vestido enorme
ocultando sus tetas caídas
E intuye la intención
de aquél que escribe mejor
que quien no ha escrito todavía
Y tenía que sentarse
que acostarse
que morirse
entre los brazos
de aquellos que quisimos poseerla
Tenía que morirse
porque así reviviría
y tendría excusas para andar por ahí
pidiéndole un autógrafo a la gente.
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