Agenda Cultural
Arte, universidad y DDHH: Taller de grabado en el Penal de Tacumbú
Los resultados del taller de xilograbado desarrollado en el pabellón “Libertad” de la Penitenciaría Nacional de Tacumbú serán expuestos en la Plaza de la Democracia el próximo sábado 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, a partir de las 10:00 horas.
Francisco Franco, "Artículo 19", 2022. Xilografía realizada en el taller del Penal de Tacumbú. Cortesía
Un plan de extensión universitaria supone una plataforma para desarrollar proyectos que enfatizan la vinculación entre la universidad y la comunidad que la acoge. Se entiende la extensión como uno de los pilares de la universidad junto con la investigación y la enseñanza; esta, además, resulta parte de un proceso transformador en el que cada actor imparte saberes o conocimientos y a la vez aprende.
Durante mucho tiempo, la extensión estaba relacionada con actividades complementarias que los estudiantes debían hacer. Se entendía que con estas tareas extracurriculares podrían aplicar lo aprendido en aula y devolver a la sociedad algo de lo que ella estaba dándoles, atendiendo a que los recursos económicos de la universidad pública provienen mayormente del presupuesto general de gastos de la Nación.
Sin embargo, históricamente, algunos de los proyectos caían en la beneficencia o en acciones poco sistematizadas cuyo impacto era difícil de medir.
Desde 2022, la Universidad Nacional de Asunción posee un nuevo reglamento de Extensión Universitaria que fue trabajado en cada unidad académica. En la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA – UNA), la Dirección de Extensión, de la mano de la Arq. Sonia Rodríguez y su equipo, ha realizado una reformulación de su propio reglamento en razón de nuevos lineamientos y los vinculó con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) propulsado por Naciones Unidas, los cuales contemplan que cada actor de la sociedad debe hacer su parte para alcanzarlos.
Tomando esta premisa y a partir de un convenio firmado por FADA-UNA y la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (CODEHUPY), el Instituto Superior de Arte “Dra. Olga Blinder” (ISA), dependiente de FADA, presentó un plan de extensión a dos años, cuyas primeras actividades se realizaron en el segundo semestre del 2022.
¿Qué puede el arte en relación con los Derechos Humanos?
La relación entre arte y política se reconoce desde vieja data. De hecho, hay quien dirá que todo arte es político de alguna manera. La socióloga argentina Verónica Capasso, en “Lo político en el arte. Un aporte desde la teoría de Jacques Rancière”, dice: “Desde la perspectiva de varios autores [Schmitt, Arditi], la política no puede reducirse a una región de lo social puesto que lo político, como momento de inscripción y configuración de las relaciones sociales, es ubicuo, desterritorializado y emerge de forma contingente. Esto abre las puertas a percibir el surgimiento de lo político en cualquier espacio, independientemente de si permanece o no dentro del terreno institucional de la política”.
Es decir, lo político no estaría relacionado solo y por ejemplo a las disputas por el poder, sino que aparecería en cualquier momento y lugar para inscribir y configurar relaciones sociales.
Históricamente, se ha entendido la relación entre estas instancias desde lo ilustrativo, es decir que el contenido de ciertas obras de arte ilustraría cuestiones relacionadas con lo político entendido de manera convencional. Sin embargo, hoy se entiende esta relación de forma más compleja en las más variadas conexiones que vinculan el arte con lo político, entendido en el sentido que Capasso le otorga.
Las posibilidades que desde la vinculación entre arte, política y Derechos Humanos se puede establecer son amplias, y la experiencia de los últimos meses que, desde el ISA, en colaboración con la CODEHUPY y las gestiones del Ministerio de Justicia y la Penitenciaría de Tacumbú se ha logrado, participan de esta relación.
La libertad impresa sobre papel
Como parte de las actividades de extensión del ISA, y desde la cátedra de Grabado en relieve, llevada adelante por Luis Ocampos y Leticia Alvarenga, un grupo de estudiantes-facilitadores ingresaron en el Penal de Tacumbú con el fin de instalar un taller de grabado en madera en el Pabellón Libertad. Los internos podrían participar de estos talleres libremente, con la coordinación del Pastor Chamorro y debían indagar, desde la imagen, los artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Previamente, los estudiantes habían participado de encuentros de capacitación en los que especialistas en Derechos Humanos compartieron con ellos conceptos relacionados a los mismos; revisaron la propia declaración y sus alcances; además de llevar adelante un encuentro sobre la realidad de las personas privadas de su libertad y las penitenciarías en Paraguay. Estos encuentros irían a servir para que los estudiantes pudieran trabajar con los internos desde un marco de respeto y atendiendo a las diversas situaciones de vulnerabilidad que los atraviesan.
Desde el 1 de octubre al 12 de noviembre, cada sábado por la mañana, el grupo de estudiantes y el docente se encontraban en la puerta de la penitenciaría para el ritual de la entrada, nunca fácil. Allí, imposible sustraerse de la realidad: la cola de las personas esperando visitar a sus familiares; el protocolo de las mujeres con falda, condición sine qua non; los pasillos atravesados hasta llegar al Pabellón Libertad; la condición de vida y la estratificación social hasta en el interior de un penal. Vaya golpe de realidad.
Los encuentros fueron siete. Los participantes pudieron conocer el proceso de creación y reproducción de las matrices de madera y se les planteó –como consignas de taller– leer y reflexionar sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos para que luego pudieran interpretar en imágenes los treinta artículos que la integran.
Como era de esperar, muchos de ellos optaron por graficar aquellos artículos relativos al derecho a la vida y la libertad, al derecho a no ser sometido a torturas ni tratos crueles, o al de la igual protección de la ley para todas las personas, a la educación, al descanso, la protesta social, entre otros.
Las imágenes recuerdan esa gran tradición de los grabados populares del nordeste brasileño, y bien podría desarrollarse toda una tradición de grabados de Tacumbú que pueda ilustrar diversos materiales, y generar oficio.
Hacia el final del taller, se compartió con ellos la idea de que pudieran hacer un tiraje de sus grabados, para que cada uno pudiera tener una serie de cinco o diez copias para regalar o comercializar.
En la última clase, no sólo se dejó un pote de tinta tipográfica que utilizarían en futuras impresiones, sino también un rodillo de goma y algunas maderas para que siguieran experimentando por su cuenta. Asimismo, cada participante recibió un certificado, ayudando con esto al sistema de puntajes que requieren para posteriores negociaciones con el sistema penal, que suman por buena conducta.
¿Qué puede, entonces, el arte? De forma tímida aquí ha podido bastante: un grupo de jóvenes ha logrado poner en marcha la diseminación de sus propios saberes, ha aprendido de este proceso no sólo sobre las posibilidades y los retos de la enseñanza, sino que ha estado en contacto con una realidad de la cual muchos somos ajenos. Los internos, por su parte, han sumado una opción válida con la que pueden explorar diversos lenguajes para expresar sus emociones y pensamientos de manera libre a pesar del encierro.
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