Recordando al maestro del suspense, Alfred Hitchcock

Hace 41 años, un día como hoy, moría Alfred Hitchcock. Nacido en Inglaterra en 1899 y nacionalizado estadounidense, desarrolló con maestría una de las obras más sorprendentes y provocativas de la cinematografía americana.

Era 1920 cuando Alfred Hitchcock consiguió su primer trabajo en la industria. Su labor consistía en poner los rótulos en las películas de cine mudo en Famous Players Lasky. A partir de entonces realizó sucesivamente trabajos como montador, guionista y ayudante de dirección. Su primera oportunidad como director fue con la película Number 13, aunque su producción no se completó. En 1925 salió a la luz su primer largometraje completo: El jardín de la alegría, producción germano-británica. Al año siguiente Hitchcock se casó con Alma Reville, también vinculada al cine.

Años más tarde dirigió la primera película sonora de Inglaterra: Blackmail (1929). Tras casi diez años de trabajo en la industria cinematográfica británica empezó a ganar fama internacional. Esto sucedió, principalmente, tras filmes como Alarma en el expreso (1938).

Rebecca, 1940

En 1939, convencido de la genialidad de Hitchcock, el productor estadounidense David Oliver Selznick convenció al cineasta de que se mudara a Estados Unidos. El primer trabajo que le encargó fue la adaptación de la novela Rebecca, de Daphne du Maurier. A pesar de las desavenencias entre el productor y el director sobre las maneras de la adaptación, la película se estrenó en 1940 y fue aclamada por la crítica. De 13 nominaciones a los Oscar, obtuvo dos premios: a la mejor película y a la mejor fotografía.

A partir de entonces Alfred Hitchcock dirigió una o dos películas anualmente. En la década de los 40, años de guerra y posguerra, se convirtió, probablemente, en el director de cine más famoso. Comenzó a trabajar con actores relativamente conocidos y personajes con personalidad marcada. Trabajó para importantes majors hasta que, en 1948, fundó la productora Transatlantic Pictures. La soga (1948) y Atormentada (1949) fueron los dos filmes bajo el sello de esta productora. Sin embargo, debido al fracaso de Atormentada, Transatlantic Pictures cerró.

La soga, 1948

Que su productora fracasara no significó que la carrera de Hitchcock también lo hiciera. La década de los 50 y principios de los 60 fueron los años dorados del cineasta. De esta época son películas que no hicieron más que aumentar la fama del maestro del terror y del suspense. La ventana indiscreta (1954), Crimen perfecto (1954) y Vértigo (1958) son el ejemplo de la pericia del director y forman parte de sus grandes éxitos.

En 1960 llegó la que para muchos fue su obra maestra: Psicosis. En este filme de terror Alfred Hitchcock rompió con el esquema clásico hollywoodense al que estaba acostumbrado el público de la época. El largometraje protagonizado por Janet Leigh y Anthony Perkins contó con una de las secuencias más impactantes de la historia del cine: la muerte de la protagonista. Acompañada de una música estridente, hoy reconocible por todos, esta escena se ha convertido en un ícono.

Los pájaros, 1963

Tres años más tarde estrenó Los pájaros. Para gran parte de la crítica esta película es también una de las que encumbró al director. Hitchcock continuó rodando hasta sus últimos años. El 29 de abril de 1980 murió en su casa de Bel Air, Los Ángeles, a los 80 años.

François Truffaut, en la famosa carta que enviara a Hitchcock, le dijo: “Desde que me convertí en cineasta mi admiración por usted no ha flaqueado; al revés, se ha hecho más fuerte y ha cambiado de naturaleza. Existen muchos directores que aman el cine, pero usted ama el propio celuloide”.

A menudo Hitchcock ha sido objeto de análisis para varios filósofos. Jacques Rancière escribió en ¿De una imagen a otra? Deleuze  y las imágenes del cine: “El objeto de su cine son los grandes juegos de equilibrio y desequilibrio que se construyen alrededor de unas pocas relaciones paradigmáticas, como la relación inocente/culpable o la dramaturgia del intercambio de crímenes”. Por su parte, Slavoj Zizek comentó jocosamente en una entrevista que “nunca se puede saber demasiado sobre Hitchcock” y con frecuencia usa al director estadounidense como caso de estudio para el desarrollo de su teoría o como bajada a tierra de propuestas lacanianas. Hoy, a más de 40 años de  su partida, la incidencia de Hitchcock en campos del pensamiento y las artes es indiscutible. 

Alfred Hitchcock ejerció fascinación no solo sobre su propia generación sino también sobre las siguientes. Asimismo, su universo de tensiones profundas nutrió otras ramas del arte, como la literatura y las artes visuales. Uno de los ejemplos paradigmáticos es el trabajo desarrollado por el artista británico Douglas Gordon, quien en 1993 realizó una obra sorprendente: 24 Hour Psycho (traducida al español como Psicosis 24 horas).

Douglas Gordon, Psicosis 24 horas, 1993, magistral apropiación de Psicosis, 1960, de Hitchcock

Psicosis 24 horas reproduce Psicosis de Hitchcock, completa, en una versión ralentizada a dos imágenes por segundo en lugar de las 24 usuales. De este modo su duración alcanza, exactamente, las 24 horas, en lugar de los 109 minutos originales. La película marcó el despegue de la carrera de Gordon como artista, procediendo con ella a una verdadera disección y prolongación del tiempo. 

Ejemplo cabal de la apropiación como recurso artístico, la pieza fue presentada en grandes museos y en la Gagosian Gallery, bajo el formato de instalación, con un éxito extraordinario. En América del Sur la obra fue exhibida en 2006 en el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), desplegada en una de las salas en grandes pantallas que intervenían el espacio, en el marco de una gran muestra dedicada a Gordon.